Guardia de cómic: reseña a «El crimen que tú cometiste», de Zidrou (guion) y Philippe Berthet (ilustraciones)

Título original: «Le crime qui est le tien»
NORMA EDITORIAL, Barcelona. 2017
Traducción: Eva Reyes de Uña
ISBN: 978-84-679-2724-5
64 páginas
La acción arrastrará a la narración a parajes donde nada es lo que parece, mientras contamos los añicos en los que se han convertido no pocas vidas de inocentes

Transcurridas algo más de dos décadas desde el brutal asesinato de la bella y fogosa Lee Hopper, sobre cuyo deseado cuerpo una mano criminal asestó setenta y siete puñaladas con un formón, Ikke, el cuñado de ésta y hermano de Gregg, el principal sospechoso huido de la Justicia desde entonces, realizó una sorprendente y aterradora confesión en su lecho de muerte. Aquel a quien todos tomaban por el amable regente de la tienda local de chucherías se reveló como un monstruo, conmocionando a todas las almas de la ciudad de Dubbo, Australia.

Durante todos esos años, Gregg permaneció oculto en una aislada granja del Bush australiano, solo recibiendo las visitas de Friday cada último viernes del mes con su sidecar cargado de provisiones. Gregg se refugió en lo más recóndito, huyendo del pasado y de la acusación de asesinato, pero dista de estar solo cuando comprobamos que es acosado por las perturbadoras apariciones de su esposa fallecida; seguro que son ensoñaciones del propio Gregg, pero Lee interactúa con su marido de un modo enfermizo, recordándole cada aventura y desliz sexual que tuvo (o se inventó), algo que en su día a él “le ponía”. Y, allí donde se creía a salvo, Gregg lee la noticia de la confesión de su hermano, en la primera plana de los periódicos.

Por alguna velada razón que le empuja a ello, Gregg regresa a Dubbo, donde tendrá que escuchar de boca de sus habitantes el exculpatorio y raído “yo nunca creí que hubieras sido tú”. Típico. Sin embargo, tal acción arrastrará a la narración a parajes donde nada es lo que parece, mientras contamos los añicos en los que se han convertido las inmaculadas vidas de la mujer e hija de Ikke, hasta que se alcanza la resolución de la historia.

El álbum se lee con una facilidad y fluidez asombrosas. A algunos puede que se os antoje corto, aún cuando cuenta con 64 páginas, pero no es más que un daño colateral causado por el buen sabor de boca que deja el guión de Zidrou, siendo ésta mi primera incursión en su obra, por muy imperdonable que pueda ser.

A la historia no se le puede poner muchas pegas. Está bien escrita e intervienen personajes que se enfrentan al lector, un minúsculo cosmos de una ciudad cualquiera, aun cuando no dan mucho de sí y crean cierta liviandad donde debería haber plomo. El aporte “fantasmal” es un método muy acertado para torturar a Gregg, con Lee adoptando una importancia tal que, en cierto modo, es el personaje mejor desarrollado, a pesar de que “solo” se dedica a manifestar lo cachonda que está y a susurrar al oído con qué vecinos se acostó, para luego revelar algo muy interesante en el tramo final. El hermano de Gregg es quien carga de datos al lector sobre todo lo sucedido y está sucediendo en las viñetas, con unas notas que pasan del cinismo al sarcasmo y, de allí, a una obstinada resignación que esconde un sentimiento de los que quitan el aire de los pulmones.

El personaje del sheriff está en su justa medida, pero se echa en falta una mayor participación de la esposa del asesino confeso (de quien creo que ni se indica el nombre) y de Etta Hopper, la hija, dejándonos solo vislumbrar que hubo un affaire entre Gregg y su cuñada y que Etta pudo ser producto de su pasión compartida.

El dibujo de Berthet es el mismo que hemos disfrutado en obras como la serie Pin Up, guionizada por Yann, con unos trazos y rostros familiares, así como una sexualidad trasladada a los cuerpos femeninos. Berthet podría ser otro más que apenas varía un ápice su estilo cuando sabe que ha alcanzado una especie de perfección. Siendo que Berthet dibuja fantásticamente, sería justo perdonarle esta posible “vagancia” lineal.

«El crimen que tú cometiste» es un álbum interesante que juega con los sentimientos de los personajes a medida que se deshoja una historia de amor (¿o venganza? ¡¿Eh?!) y crimen pasional.

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