Guardia de cine: reseña a «Origen» (2010)
Título original: «Inception». 2010. 148 min. EEUU. Dirección: Christopher Nolan. Guión: Christopher Nolan. Reparto: Leonardo DiCaprio, Joseph Gordon-Levitt, Elliot Page, Ken Watanabe, Marion Cotillard, Tom Hardy, Cillian Murphy, Tom Berenger, Michael Caine, Dileep Rao, Lukas Haas, Pete Postlethwaite, Talulah Riley, Miranda Nolan
Un argumento muy introspectivo, muy al estilo de Nolan, de complicada resolución
Lo que caracteriza a la filmografía de Christopher Nolan es una presentación espectacular, una obra de arte en movimiento, vertiginosa y asombrosa, que tira de un argumento muchas veces demasiado oscuro y complicado de entender. Y si una de sus películas debe coronarse como la reina paradigmática, yo voto por «Origen», un título cuyos ecos fílmicos aún llegan con fuerza hasta las orillas de todos los espectadores.
«Origen» parte de un sueño y continúa de sueño en sueño. Nos ubica en un mundo en el que existe un aparato capaz de permitir a extraños penetrar en el subconsciente y robar todos los secretos de la víctima. Un aparato de cuya invención nada se revela ni parece que hiciera falta (como su funcionamiento e ingeniería). Pero lo que se plantea en el argumento, el objetivo, es la posibilidad de implantar una idea “propia” en la mente de un individuo, aunque no por ello la persona elegida sea el hijo del magnate cuyo imperio desea destruir un misterioso empresario japonés, pues Cobb, el protagonista, primará su propia trama entre la de todos los personajes, que será lo que, hoja a hoja, capa a capa, se vaya desvelando, mientras se realiza una inmersión abierta a las profundidades de los sueños y los recuerdos.
Mezcla ciencia-ficción y suspense, muy a medio caballo entre el espionaje industrial con tiros y persecuciones al estilo Luc Besson, que en su día, y aún hoy, acusan de ser un plagio de la película de anime «Paprika», de Satoshi Kon. Nunca he pretendido dármelas de entendido en nada, pero yo apenas he visto nada de la impactante obra japonesa en esta «Origen». En ambas cintas tenemos una máquina que permite acceder a los sueños de otros y manipularlos, llegando a confundirse la realidad con lo onírico, pero nada más, y me da que eso es suficiente como para no señalar con el dedo a nadie, sobre todo cuando el guión de Kon tampoco parte de un concepto original, muy cercano a los mundos duales de Philip K. Dick. A mí me parece que «Origen» toma más de prestado a «Matrix» (cuya relación con «Ghost In The Shell» es más evidente que la de «Origen» con «Paprika»).
La película es muy interesante mientras Cobb va reclutando miembros para su comando de infiltración profunda, pero la operación de “inception” es demasiado larga y agotadora, aburrida a pesar de ser toda una “mascletá”. Y el último y más profundo sueño, donde se desvela la verdadera razón de la culpabilidad de Cobb, deja al espectador con un palmo de narices. Muy extraño resulta ese despertar, con ese tótem que gira y parece que pierde impulso, pero…
Nolan plantea la posibilidad, nada remota, de la existencia de unas máquinas que puedan potenciar la actividad cerebral en sueños vívidos y vivir en ellos, como lo hizo el protagonista y su esposa (durante cincuenta años oníricos), incluso de perderse en ellos para siempre; la posibilidad de manipulación más allá de lo imaginable o de creación de una nueva droga a la que quedar enganchado en oscuros y compartidos sótanos. Una posibilidad aterradora, mas no por ello poco atractiva.
Si algo he de decir con respecto a los actores, Leonardo DiCaprio está muy en su línea de tipo atormentado e inconsciente, mientras que Marion Cotillard, con ese rostro tan adorable que tiene, siempre provoca un escalofrío cuando la vemos lanzándose contra el “invasor” cuchillo o copa quebrada en mano. Y Michael Caine, aunque solo salga cinco minutos limpiándose los mocos con un kleenex, es un eterno placer.
A todo ello, no sé si ésta será una película que la gente guste de repetir salvo para ver si es capaz de dar con los detalles ocultos que revelen el verdadero sentido del punto y final del guión.
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