Guardia de cómic: reseña a «El Castigador: El pelotón»
Titulo original: «The Punisher: The Platoon» PANINI ESPAÑA SA, Torroella de Montgrí 2018 ISBN: 978-8491674429 140 páginas |
La portada es uno de los tres elementos principales de un comic y en lo primero en lo que se fija el potencial lector (otro tanto sucede con las novelas, como es obvio), y la de este ejemplar objeto de reseña tiene esa fuerza insuperable: Vietnam, el Castigador… sí, claro. Y me lo llevé a casa sin saber que estaba escrito por el autor norirlandés Garth Ennis. Cuando me percaté de este extremo, un mecanismo de repulsión se activó en mi mente. Aunque ha escrito muchas y muy buenas obras de tinte bélico, entre otras por las que alcanzó merecida fama mundial, tuve un desagradable contacto primitivo con semejante mezcla de coctelería con «Las aventuras de la brigada de fusileros» (ilustrado por Carlos Ezquerra), un mojón de mierda (perdón por la expresión, pero las cosas claras), cuyo pestazo aún me llega pasados tantos y tantos años. Por lo que tuve mis reservas cuando saqué el ejemplar integral de la bolsa. Un gesto de disgusto que tardó en pasárseme mientras una sombra revoloteaba con la idea de devolver el tomo con el que Ennis retrata, en seis capítulos (publicados entre diciembre de 2017 y abril de 2018), el bautismo de fuego del entonces novato teniente Frank Castle al mando de una unidad de marines emplazada a escasa distancia de la base de Khe Sanh.
Por la introducción que abre el tomo, Ennis ha colaborado ya varias veces con el drama de Castle, en una introspectiva sobre un vengador que no posee fabulosos poderes, no lleva mallas de colores chillones, no se dota de tecnología de ciencia-ficción, no rubrica cada diálogo con una jocosidad ni se limita a usar solo los puños. Con la irrupción de El Castigador en el cómic de Marvel de los años 1980 llegó a los quioscos la rabia contenida de los veteranos del Vietnam concentrada en un hombre que lucha contra el crimen y mata; sí, mata. Era algo fuera de lo común, pues veíamos a un héroe que se ensuciaba las manos hasta los codos, desarrollándose en historias con un marcado acento adulto que no eran fáciles de digerir.
Ennis nos remite a una obra previa suya para poder entender parte del inicio de este «El pelotón», mas se salva el trámite gracias a la completa introducción de Julián M. Clemente, que nos pone en antecedentes y nos presenta quién es el escritor que entrevista a los cuatro supervivientes de la primera unidad que comandó Castle en Vietnam y que acceden a citarse en un bar cincuenta años después. Ese escritor, que sirve de máscara al propio Ennis, es Michael Goodwin, hermano de un tal Steve Goodwin, soldado a las órdenes también de Castle y que narró en primera persona una historia previa en cuanto a su publicación, que no en cuanto a los hechos.
No hay duda de que Ennis controla el tema de la segunda guerra de Indochina y firma un guión muy entretenido de leer y que está magníficamente llevado a las viñetas por parte del ilustrador Goran Parlov, con un estilo más propio del manga japonés, con constantes primeros y primerísimos planos donde importan los gestos y las miradas, también los silencios. No se ha querido colocar al lector a distancia, sino pegado a los personajes.
Me ha gustado mucho, sí. Sin embargo, poco o nada de original se nos ofrece a nivel narrativo, salvo en cuanto a la interesante presentación y su hilvanado de hechos. Es como enfrentarse al típico bucle del soldado norteamericano en Vietnam: los oficiales que se creen que lo saben todo y no se enteran de nada (salvo el propio héroe), la importancia de la experiencia de los suboficiales, la Playboy, el barro, el maldito M16, el miedo a Charlie, la obsesión por volver a The World, la corrupción en Intendencia, el inigualable poderío aéreo estadounidense, el permiso en Saigón donde no habrá puta por catar si queda algo de dinero en el bolsillo, etc. Nada nuevo bajo el sol. Y la subtrama de la guerrillera Ly y sus interacciones con el general Giap terminan asemejándose a un recurso para que el argumento principal no termine siendo lineal y se puedan cubrir las páginas comprometidas con la editorial (me da a mí que la cosa no termina de germinar a pesar de que se plantea como algo de capital importancia).
«El Castigador: el pelotón» es una historia bélica en la que Frank Castle es una excusa para llamar la atención. No digo por ello que sea mala; al contrario, es muy buena.
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