Guardia de literatura: reseña a la recopilación de relatos «En presencia de un ahorcado y otras historias de fantasmas», de Ambrose Bierce

 

TESSERACT PAGES SA, México DF
Primera edición: septiembre de 2012
Traducción: Juan Carlos Atilano
Hernández
ISBN: 978-607-95949-0-9
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Una colección de perlitas que sospecho fueron encargos a Bierce para completar los pies en blanco de algunas ediciones periódicas

La Literatura gótica y de terror del s. XIX y comienzos del XX sigue teniendo vigencia aún en un mundo tecnificado como el actual; a pesar de que nos hemos vuelto menos impresionables y los conceptos empleados los entendemos de una forma menos sutil. Stoke, Le Fanu, Poe, Lovecraft, entre otros, no se sienten amenazados por nadie, pues incluso el Maestro de “nuestra generación”, el gran Stephen King, abraza a dichos genios del entretenimiento más grotesco como un hijo agradecido, al cobijo de una tibia iluminación que apenas hiere las tinieblas.

Ambrose Bierce es un autor que le dio a muchos palos literarios y que algunos de vosotros habréis conocido gracias a la primera temporada de «True Detective», con su Rey AmarilloFue un hombre que tuvo una excéntrica existencia y que fue tocado por una capacidad única de inquietar al lector a través de sus relatos. No sé cómo explicarlo de forma más diáfana, pero sus historias tienen algo que incomoda mucho y exigen un plus al lector.

Cuando encontré esta recopilación me llamó mucho la atención y tomé la decisión en firme de descargármela en mi ereader Kindle, pero el ebook quedó a la espera, a que le tocara el turno y que no se le colaran antes otros títulos. Así todo, el confinamiento obligatorio del COVID-19 fue la escusa ideal para tomar por banda de nuevo el dispositivo electrónico de lectura, agotado el material casero en soporte papel (aburrido también).

Aunque la versión de TESSERACT PAGES SA dista de las que me gusta leer de obras clásicas, careciendo de un profundo estudio de la vida, obra y milagros de Bierce y las historias brevísimas que forman el libro, al menos se abre boca con una sincrética biografía antes de entrar en harina con una colección de relatos de fantasmas y extraños fenómenos divididos en cuatro secciones con los siguientes títulos: Las costumbres de los fantasmasLa milicia (historias de fantasmas ambientadas en el ámbito castrense), Algunas casas embrujadas (aunque también encontramos desapariciones) y Desapariciones misteriosas (estos últimos no encajan muy bien en la colección, pero muestran el interés en Bierce por las dimensiones paralelas o, incluso, un concepto primitivo de agujeros negros espacio temporales; asimismo, he de reconocer que algunos relatos me han recordado a ciertos casos investigados por el mítico John Keel).

En resumen, nos enfrentamos a una colección de perlitas que sospecho fueron encargos a Bierce para completar los pies en blanco de algunas ediciones periódicas. Todas comparten presentación, desarrollo y final, siendo que Bierce introduce, en un solo párrafo y poco más, a la persona o grupo de personas (siempre habrá un reverendo y/o un abogado de por medio), que será testigo de un encuentro fugaz e incomprensible, bien en un camino rural, bien entre las paredes de una supuesta casa embrujada. Dicho preámbulo se centra en nombre y apellidos, lugar y fecha del suceso y ya está.

El desarrollo es simple, con el que el personaje se topa con la aparición que semeja de carne y hueso, alguien vivo que se comporta de un modo extraño en su presencia: el asesino de buhoneros, el oficial frente al soldado que cree desaparecido o el que regresa a su hogar; incluso el viajero que busca refugio durante una noche invernal. Todos se enfrentan a manifestaciones silentes o que interactúan con una parca mímica y que, como signo de lo extraordinario, desaparecen sin explicación. Los testigos terminan dándose cuenta de ese contacto huidizo con el Más Allá, sin mayores consecuencias que el que Bierce dé por cerrado el relato, como si fuera un divertimento cronometrado para leer antes de irse a dormir.

Cierto es que hay ejemplos que se apartan de esta línea, aunque sea por unos milímetros, y que son muy interesantes, como es el caso del hombre a quien se le aparece su mujer e hijo (solo de cintura para arriba) en un camino, rodeados por una hiriente luz rojiza, justo en el instante en el que mueren en el incendio que devora el hogar familiar, a cientos de kilómetros de distancia; o la noche que pasa un periodista en las habitaciones de una casa poblada por decenas de fantasmas que se divierten haciendo rodar una cabeza cortada de mujer por el suelo, experiencia que se preocupa mucho de no compartir con su editor, exageradamente fascinado, como el resto de la ciudad, en la mansión y en los extraños fenómenos que en ella parece que se suceden.

El encanto que puede despertar en nuestro seno esta recopilación de relatos depende de cada cual, pero se echa en falta un mayor desarrollo narrativo y profundidad en los mismos, más allá de lo que parece una mera transcripción de declaraciones de testigos de lo extraño. También que el autor hubiera abandonado el enfoque periodístico y adoptado otro más novelesco.

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