Guardia de televisión: reseña a la segunda temporada de «Vikingos»

Título original: «Vikings». 2014. 10 capítulos de 44 min. Irlanda, Canadá. Acción, Aventuras, Histórico. Creador: Michael Hirst. Reparto: Travis Fimmel, Katheryn Winnick, Gustaf Skarsgård, Clive Standen

La segunda temporada de las peripecias de Ragnar Lodbrok y familia presionan al granjero convertido en conde. Nuevos aliados y enemigos salen al paso, pero Ragnar se mantiene fiel a sus principios: el bienestar de su pueblo ganando territorios generosos para el cultivo. Sin embargo, ése no es solo el único problema: tiene que lidiar con sus dos familias y la sombra de la sospecha sobre aquellos que siempre consideró como leales

La horda de Lodbrok se unirá al rey Jorik y al jarls Borg, siendo que la rancia enemistad entre los dos nobles obligará al joven conde a tomar una decisión de la que rápidamente se arrepentirá y que aguijoneará su recelo hacia el monarca.

Mientras todo esto se desarrolla a fuego lento, Athelstan, quien nos prestaba sus ojos, va perdiendo algo de esa presencia de testigo de los hechos. Cierto es que es uno de los personajes más desarrollados y resulta de sumo interés ese abrazo a la cultura y religión vikingas, a su modo de vida, incluso aprendiendo a combatir y participando en alguna que otra razzia. Al ser capturado, martirizado y, en última instancia, salvado por el rey Ekber de Wessex, el guión lo encamina hacia una labor tan vital como la conservación de los manuscritos de la época romana de Britania atesorados en la corte cristiana. El personaje gana enteros gracias a esa lucha de credos que resume muy bien en un diálogo que mantiene con Ragnar cuando se reencuentran: “veo al Señor en la lluvia y escucho a Thor en la tormenta”.

Como Athelstan, todo a nuestro alrededor gana en complejidad y brutalidad: cómo Lagherda se nombra conde o cómo se liquida el problema que supone Borg. Los personajes ocupan mayores y mejores parcelas sobre el tablero y eso es algo que ha ayudado mucho a la producción, aunque para los compases finales de la temporada yo me temía acabar visionando una repetición de la misma jugada que se representa hacia el ecuador, pero era un espejismo engañoso que dio paso a un Ragnar coronado rey, aunque esto parece ser una interpretación libre y contradictoria con las sagas nórdicas, como otras tantas cosas que se terminan rubricando con ciertos gazapos británicos sobre los que no hay necesidad de extenderse.

La segunda temporada sirve de simiente para el pistoletazo de salida de la tercera, con el nacimiento de Ivar, quien dará mucho que hablar, y el distanciamiento entre Ragnar y la princesa Aslaug, así como con el regreso de Athelstan al Norte y la alianza con Wessex para la conquista del reino de Mercia.

Ya veremos qué tal.

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