Guardia de cine: reseña a «WXIII. Patlabor 3, la película»

Título original: “WXIII: Patlabor the Movie3”. Animación. Japón, 2002. Min: 102. Dirección: Takuji Endo y Fumihiko Takayama. Productora: Bandai. Mayores de 13 años.

Debido a la introducción del elemento policial al más puro estilo clásico, nos encontramos con una entrega en la que se sacrifica por completo la acción, aun siendo una película muy del gusto nipón, mezclando mechas con monstruos surgidos de las profundidades del mar o de un laboratorio

La última entrega de la trilogía de animación de la franquicia Patlabor ha venido a ser la menos valorada por el aficionado en general. No es continuista con la cadena de acontecimientos que se narraron en las dos anteriores producciones, discurriendo la acción en el año 2000, entre el desarrollo del macabro plan de Eichi Hoba y el terror desatado por Suge. 

Además de echarse en falta la ausencia de Mamoru Oshii en la dirección, no puede ser calificada como un producto típico de Patlabor, pues la intervención de la Segunda Sección de Vehículos Especiales es anecdótica y únicamente sirve como solución final al problema. 

Desde el primer minuto de la cinta el enfoque de la trama ha sido dirigido hacia una investigación policial acerca de unos extraños acontecimientos y muertes que se suceden en los márgenes ribereños de la bahía de Tokio. Y los protagonistas, Kusumi y Hata, son dos inspectores tan antagonistas que el creer que entre ellos solo existe la barrera de la edad sería dejarnos arrastrar por una conclusión demasiado precipitada.

Durante el recorrido del metraje se aprecian ciertas notas que ya dejó Oshii en sus anteriores trabajos con la franquicia y que imprime a casi todos las obras en las que interviene. Hablamos de esas escenas en las que la ciudad y la música son lo único que tienen voz, pero en esta ocasión no se lleva a cabo un exhaustivo retrato de la decrepitud de la ciudad sino que se dedica más a sondear la de la vida de la pareja protagonista. 

Debido a la introducción del elemento policial al más puro estilo clásico, nos encontramos con una entrega en la que se sacrifica por completo la acción, aun siendo una película muy del gusto nipón, mezclando mechas con monstruos surgidos de las profundidades del mar o de un laboratorio.

Publicado originalmente en El Navegante del Mar de Papel, a fecha 4 de noviembre de 2014


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