Guardia de cine: reseña a «Patlabor 2. La película»
Título original: “Kidô keisatsu patorebâ: The Movie 2”. Animación. Japón, 1993. Min: 113. Dirección: Mamoru Oshii. Productora: Bandai. Mayores de 13 años.
Oshii nos habla de nuestra propia desidia y limitaciones en un mundo tan “perfecto” en el que nadie quiere disparar, pero tampoco negociar. En el que no hay un frente para decidir absolutamente nada
Oshii nos habla de nuestra propia desidia y limitaciones en un mundo tan “perfecto” en el que nadie quiere disparar, pero tampoco negociar. En el que no hay un frente para decidir absolutamente nada
“¿Qué relación puede haber entre el fracaso de una misión de las Naciones Unidas en 1999 con la voladura de un importantísimo puente en Kanagawa, tres años después? ¿Quién está detrás de una serie de confusiones y malentendidos entre la Policía y las Fuerzas Japonesas de autodefensa que amenaza con provocar una guerra civil?
Ha pasado ya un tiempo desde los acontecimientos retratados en Patlabor, la película, y los miembros de la Segunda Sección de la División de Vehículos Especiales se enfrentan ahora a algo que está a punto de explotarles en la cara, en una trama en la que se mezcla la desconfianza, la crítica y hasta un amor extraño, sobre el que sobrevuela el concepto de la paz que disfrutamos en Occidente”.
Confirmación de la mayoría de edad de la franquicia Patlabor de Headgear, en la que Mamoru Oshii tiene pista libre para introducir largas conversaciones y filosofía sobre la paz injusta que vivimos, tan tranquilos en nuestros hogares, viendo guerras lejanas a través de las pantallas de los televisores. Porque nuestra paz, a fin de cuenta, se mantiene gracias a que esos pequeños conflictos existen diseminados a lo largo del globo. Es lo mismo que con nuestro nivel de vida actual, del que siempre nos quejamos porque tenemos derecho a más, cuando disfrutamos de algo que no pudieron ni soñar nuestros padres: de smartphones, decadencia y “todos los días son Navidad”. Pero nuestra sociedad, caótica para muchos e injusta para otros que se autoproclaman víctimas de la misma cuando no lo son, se mantiene gracias a que en China hay un pobre chiquillo destrozándose la vida ensamblando componentes, al igual que en alguna selva la sangre corre para confundirse con ríos cenagosos.
Resulta patético, mas cuanto todo es cierto.
Esta es la visión que Oshii plantea en la dirección de su segunda película Patlabor, arrinconando la acción para realizar un pequeño truco que encierra muchísimo más. Nos habla de nuestra propia desidia y limitaciones en un mundo tan “perfecto” en el que nadie quiere disparar, pero tampoco negociar. En el que no hay un frente para decidir absolutamente nada.
Es una película que hay que verla repetidas veces para poder apreciar los matices de un mundo que se va tornando gris o, al menos, apagado a la luz de los fluorescentes. Una maniobra terrorífica que retrata a Tokio bajo la Ley marcial, con tanques en sus calles y una tensión que nadie es capaz de quebrar.
Con el paso de los minutos, tan solo el capitán Gotoh serácapaz de darse cuenta que se ha convertido en una marioneta más, en un peón. Las preguntas se agolpan mientras que las maniobras de Suge, el "malo oficial", mentor y algo más de la capitana Shinobu Nagumo, va desatando la inquietud por medio de atentados cuyo leitmotiv solo obedecen a una particular venganza.
La calidad técnica se aprecia a pesar del escaso margen de tiempo transcurrido entre la primera parte y ésta, la cual es una continuación de la serie de televisión, ya que en la Sección Segunda se han operado una serie de cambios, con jubilaciones y traslados incluidos, pero que obligará a que todos esos entrañables personajes se unan en una última acción.
Quizá lenta en no pocos compases del metraje, permite deleitarse con un despliegue de escenarios que supera ampliamente a «Patlabor 1» y nos prepara para lo que Oshii presentaría en «Ghost In The Shell» (1995). Pero esa es la marca del amigo Mamoru, desquiciando a los animadores no solo con los pájaros, algo ya crónico en él, sino con la larga escena de cuando comienza a nevar. Miles y miles de copos inundan la pantalla, cubriendo rostros y vehículos, en una noche larga y silenciosa de guardia a la imaginaria de los soldados desplegados por la FJAD y su pulso con la Policía y el incompetente Gobierno.
Publicado originalmente en El Navegante del Mar de Papel, a fecha de 15 de octubre de 2014
Post a Comment