Guardia de cine: reseña a «Gorrión rojo»
Título original: «Red Sparrow». 2018. EEUU. 2 h. 20 min. Acción, Drama, Thriller. Dirección: Francis Lawrence. Guión: Justin Haythe (basándose en la obra de Jason Matthews. Reparto: Jennifer Lawrence, Joel Edgerton, Matthias Schoenaerts, Chalotte Rampling, Mary-Louise Parker, Ciarán Hinds, Joely Richardson, Bill Camp, Jeremy Irons
Mis palabras pueden atorarse en la garganta del lector, pero no voy a rectificar una sola línea: si tuvo algo de éxito esta adaptación de la novela de Jason Matthews, fue gracias a la oportunidad de contemplar, aunque fuera de refilón y con poca luz, uno de los generosos pezones de Jennifer Lawrence. Punto pelota
¿Que soy una exagerado? Yo no lo creo, pues con tanto meneo de por medio, algo debía de “verse”. Somos así de simples.
Y, como en otras tantas y anteriores oportunidades, reseño una adaptación sin haber probado el original, perdiendo, añadiendo o hasta confundiendo churras con merinas, aún así… Sentencio que «Gorrión rojo» no es más que la recurrente historia de manipulaciones en la que el muñeco se rebela contra su ventrílocuo y se venga de él con una jugada calculada, por medio de una serie de objetos y pistas que solo calan en las mentes de los más espabilados, hasta que llega la gran escena final y todos asentimos con la boca abierta, embobados.
Puedo afirmar que la narración posee cierto interés, aunque no termino de creerme a pies juntillas y al ciento por cien todo lo que tenga que ver con los Romeos soviéticos. No pongo en duda que existieran programas para buscar escándalos sexuales, etc., pero no que llegara a unas cuotas tan generalizadas. Como bien “enseñan” en la Academia, hay que dar con aquello que quiere/necesita/busca/pretende el objetivo y, como muestra el personaje de Jeremy Irons, muchas veces no ha de ver con el asunto sexual.
Lawrence encarna a Dominika Egorova, una primera bailarina del teatro Bolshoi, a la que le hacen una mala jugada provocándole una lesión que la apartará de los escenarios para siempre. Solo su violenta y desmesurada (pero justificada) reacción cuando le cuentan la verdad acerca de su “accidente”, es la que le abre las puertas de una Academia militar muy especial. Dominika se encuentra en una situación límite, con una madre enferma, a punto de ser desahuciada y con una rabia homicida hirviendo en sus entrañas a fuego fuerte; todo ello se conjuga para que la joven caiga en manos de su ladino tío, un gerifalte de la Inteligencia rusa, ansioso por dar con el topo que mina el Servicio para mayor éxtasis de los americanos. Dominika es el muñeco en una cinta con el aire viciado de la Guerra fría, por lo que me pregunto si la novela no estará ambientada en la década de 1970 (aunque parece que no).
Me quedé visionándola hasta el final por eso ver cacho y porque aireaban que su final era sorprendente, con un giro inesperado… Bueno, ni tanto ni tan poco, que no es la primera vez que nos topamos con algo así.
Esta una película es como un zumo aguado.
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