Guardia de cine: reseña a «Reencontrar el amor»
Título original: «Une rencontré». 2014. 80 min. Francia. Drama romático. Dirección: Lisa Azuelos. Guión: Lisa Azuelos. Reparto: Sophie Marceau, François Cluzet, Jonathan Cohen, Lisa Azuelos, Alexandre Astier
Toda la carga musical y los juegos de luces, así como las interpretaciones de François Cluzet y Sophie Marceau y los diálogos (muy naturales), no llegan a reflotar una producción que resulta aburrida e invita a consultar el reloj con impaciencia
Toda la carga musical y los juegos de luces, así como las interpretaciones de François Cluzet y Sophie Marceau y los diálogos (muy naturales), no llegan a reflotar una producción que resulta aburrida e invita a consultar el reloj con impaciencia
La mera casualidad es la que crea la vida y la que nos guía con dureza matemática. Y a cada paso que damos, en retrospectiva, nos puede parecer fundamental o no en los vericuetos de nuestra existencia. Malgastamos esfuerzos en interpretar, soñar y fantasear acerca de ese distinto plano en el que habríamos elegido emprender otro camino, probablemente en dirección contraria; haber dicho esto o aquello; haber actuado así o asá; haber llegado a distintas conclusiones; ser sutilmente diferentes. Una tontería, ¿no?
En muchas ocasiones estos insidiosos rompecabezas son un extra añadido cuando conocemos a una persona que penetra las defensas de nuestro día a día, para lo bueno y lo malo. Incluso por cuestiones amorosas.
Pierre Solan es un abogado criminalista de éxito, casado y con dos hijos; Elsa Santorini es una novelista muy rentable, divorciada, con una adolescente en casa y capaz de aguantar de marcha hasta el amanecer. El encuentro fortuito entre ambos los arrojará a una relación tempestuosa por las propias convicciones de cada amante, pues uno es feliz junto a su esposa y la otra tiene reparos a la hora de llegar tan lejos junto a un hombre casado. Pero la afinidad entre ellos es tal que no tardará mucho en prender la chispa y la atracción sexual, debiendo cada uno sopesar las consecuencias y valorar qué decisión tomar.
Pero, claro, esta es una de las posibilidades que se abren en un universo cuántico de infinitos planos.
La película pretende transportarnos a un mundo de color y de versiones de clásicos del Pop, reduciendo a los protagonistas a poco más que adolescentes en Verona, aunque sus historias personales sean radicalmente dispares. Toda la carga musical y los juegos de luces, así como las interpretaciones de François Cluzet y Sophie Marceau y los diálogos (muy naturales), no llegan a reflotar una producción que resulta aburrida e invita a consultar el reloj con impaciencia, incluso antes de alcanzar el minuto 20 de proyección (solo aguanté por Sophie Marceau). Los ridículos 78 minutos de cinta se harán tan pesados como me está resultando el escribir esta misma reseña.
Será que soy más de otros géneros cinematográficos o que, en el fondo, la película apenas llega a transmitir emoción alguna, pues vaga entre la fantasía sin final y la realidad dudosa.
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