Guardia de televisión: reseña a la miniserie «Obi Wan Kenobi» (2022)

Título original: «Obi-Wan Kenobi». 2022. Capítulos de 60 min. EEUU. Dirección: Deborah Chow. Guion: Joby Harold, Stuart Beattie, Hossein Amini, Hannah Friedman, Andrew Stanton. Personajes: George Lucas. Historia: Stuart Beattie, Hossein Amini. Reparto: Ewan McGregor, Hayden Christensen, Moses Ingram, Joel Edgerton, Bonnie Piesse, Vivien Lyra Blair, Kumail Nanjiani, Indira Varma, Rupert Friend, O'Shea Jackson Jr., Sung Kang, Simone Kessell, Ben Safdie, Maya Erskine, Marisé Alvarez, Esther-Rose McGregor, Grant Feely, Paul O'Kelly, Stephen Cannon, James Earl Jones, Zach Braff, Temuera Morrison, Jimmy Smits, Flea. Cameo: Liam Neeson

Entre el doloroso momento en el que Padme Amidala da a luz a Leia y a Luke y aquel en el que la una es capturada por Darth Vader y el otro tiene un mal encuentro con los Tusken, pasan veinte años en los que, por fuerza, algo ha tenido que suceder, incluso para el ermitaño Ben Kenobi

En esta miniserie de seis capítulos aterrizamos justo en el ecuador de dicho periodo, transcurrida una década tras la caída de la República y la instauración del Imperio galáctico. Kenobi sobrevive malamente en Tatooine mientras no pierde de vista al pequeño Luke, por mucho que esto irrite a Owen Lars, hermanastro de Anakin Skywalker. Kenobi es una sombra de lo que fue en su día: ha perdido su conexión con la Fuerza, se oculta de todo y de todos, y hasta ha gestado en su vientre la cobardía, por eso le cuesta dar el paso cuando Bail Organa se pone en contacto con el antiguo general y le ruega ayuda para buscar a Leia, quien ha sido secuestrada por la simple razón de hacer salir a Kenobi de su escondrijo; un plan orquestado por la tercera hermana de la Inquisición, Reva Sevander.

Son malos tiempos para ser jedi y exponerse a cielo abierto, pero Kenobi no tendrá otra opción que proteger al fruto de Anakin y Padmé, aunque sea abandonando Tatooine de forma momentánea y enfrentándose a la orden negra que da caza a todos los jedi fugados y a aquellos sensibles a la Fuerza.

Así de simple es la sinopsis de esta corta serie de Star Wars que, aunque su primer episodio me dejó frío, me ha acabado resultando entretenida, mucho más que «El libro de Boba Fett» (aunque para eso no hace falta correr mucho). Puede que la razón es que haya combates con sable láser y, con ello, nos tienen ganados a los que nos gusta ese tipo de enfrentamientos más que comer con las manos (y algo más). Eso sí, me ha disgustado la manera en la que están filmados (sobre todo el duelo Kenobi-Vader), con esos constantes y anárquicos cambios de plano que hacen perder la completa visión que permite un enfoque general de la escena.

A todo ello, como «Obi Wan Kenobi» es producto Star Wars con el sello de Disney, ha sido terriblemente criticada en sentido negativo. Reconozco que los de Disney no aciertan mucho con esta franquicia, pero ya la cosa está pasándose de rosca, no solo por la intolerancia racial de algunos tuiteros hacia la actriz Moses Ingram, sino la obsesión de, tras el reventón de los Episodios VII-IX, buscar cualquier quiebra en relación al canon; en esta ocasión, con la trilogía 1977-83, sobre el previo encuentro entre Kenobi y la princesa Leia, así como sobre la última vez que Vader estuvo ante su maestro. Muchas tonterías se han escrito, hasta el punto de querer forzar que a la directora Deborah Chow se le prohibiera volver a la franquicia, y paso del tema comentarlas, pero es lo de siempre: nada nos gusta ya, sea bueno o malo, y diría que «The Mandalorian» se ha salvado de la quema inquisitorial gracias a Grogu (al cual soporto cada vez menos). Yo estoy a partir un piñón de poner a parir la trilogía de Rey-Kylo Ren, pero ya se están viendo comportamientos (desde hace tiempo), que rayan la estupidez. Para mí «Obi Wan Kenobi» es un buen aporte y punto.


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