Guardia de cine: reseña a «El resplandor» (1980)

Título original: «The Shining». 1980. 146 min. RU. Dirección: Stanley Kubrick. Guion: Stanley Kubrick, Diane Johnson. Novela: Stephen King. Reparto: Jack Nicholson, Shelley Duvall, Danny Lloyd, Scatman Crothers, Barry Nelson, Philip Stone, Joe Turkel, Lia Beldam, Billie Gibson, Barry Dennen, David Baxt, Manning Redwood, Lisa Burns, Alison Coleridge, Norman Gay, Tony Burton, Anne Jackson, Jana Shelden, Burnell Tucker

Regresar al Overlook cinematográfico tras leer la novela de Stephen King te aporta otra óptica, aún cuando dicha lectura se haya realizado hace ya más tiempo del que recuerdo

Es distinto, aunque no puedes evitar sentirte (otra vez), muy pequeño en esos pasillos inabarcables, en esas estancias sin fin, en esos recodos donde aparecen las gemelas para erizarte el cabello (pasarán cien años y seguirán provocando el mismo efecto). Y es distinto porque comprendes a la perfección algunas de las quejas de King con respecto al guion que coescribió Stanley Kubrick junto con Diane Johnson: no se retrata el nudo o núcleo de la novela que es la desintegración familiar. King escribió esta obra en un momento, uno de tantos, muy tenso en su relación matrimonial con Tabita, y ese distanciamiento entre marido y mujer (con el divorcio acechando), la desconfianza creciente con motivo a un supuesto incidente de malos tratos, va cocinándose a medida que el Overlook va envenando a Jack Torrance. Y lo cierto es que esto, así como el alcoholismo del protagonista adulto masculino, es una anécdota de uno o dos minutos.

También hay que dar la razón en que tampoco se filma una migración pausada en la personalidad de Jack. Nicholson, con esa cara que tiene, ya parece un desequilibrado desde la primera escena y no ayuda. 

Sí, doy el brazo a torcer y me uno a King.

Sin embargo, aún con todo, sigo opinando que la película tiene más fuerza que la novela, la cual tiene algunas escenas algo ridículas. Uno, por mucho que lea «El resplandor» no puede hacerse a la idea de la sensación de soledad y aislamiento dentro de un hotel cerrado, simplemente porque no es un hábitat muy común a la generalidad de los lectores, quienes en dichos establecimientos nos sentimos como en un hormiguero. Esto y la impresión del ojo de Kubrick nos lleva a un remolino de terror total, pero no quiero afirmar que esta película sea perfectapues el final siempre me pareció precipitado y mal hilado en el montaje, como si nadie se supiera dónde poner a cada personaje en su sitio durante la apoteosis de locura y posesión de Torrance.

También me sigue resultando inquietante esa escena final, mostrando una fotografía de la fiesta del 4 de Julio de 1921, con Nicholson en primer plano, pero… Mucho se ha escrito y comentado sobre el asunto, pero las teorías que hay no me convencen porque no doy con la necesidad real en la trama de esa imagen.

Para terminar, un simple comentario que resuena como un eco lejano: el doblaje al español no estuvo muy acertado en dirección. No me voy a poner a parir a Verónica Forqué en su papel de Wendy, porque es perder el tiempo, pero sí me parece que la cinta ganará enteros con una revisión al respecto, pero como yo no soy el de la pasta, pues nada.

Aunque no seáis muy del género de terror, ésta es una película que la han llegado a programar en horario diurnos, así que no hay motivo para perderse esta obra de Stanley Kubrick.


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