Guardia de cine: reseña a «El insoportable peso de un talento descomunal» (2022)

Título original: « The Unbearable Weight of Massive Talent». 2022. 105 min. EEUU. Dirección: Tom Gormican. Guion: Kevin Etten, Tom Gormican. Reparto: Nicolas Cage, Pedro Pascal, Tiffany Haddish, Sharon Horgan, Jacob Scipio, Neil Patrick Harris, Alessandra Mastronardi, Paco León, Lily Mo Sheen, Nick Wittman, Caroline Boulton, Christine Grace Szarko, Ricard Balada, Ike Barinholtz, Rebecca Finch, Joanna Bobin. Cameo: Demi Moore

¿Qué sucedería si la vida privada de Nicolas Cage acabara dando un giro al estilo de una de sus películas de acción? La pregunta tiene su cosa, ¿verdad? Pues Kevin Etten y Tom Gormican han pretendido dar respuesta con esta alocada producción que no deja de ser una autoparodia del mismo Cage

Cage es un actor por todos conocido, y al arranque de la cinta lo vemos no muy diferente de lo que es en realidad: un tipo en apuros económicos y con una vida familiar arruinada por su desmedido brillo como estrella de Hollywood y ego. Bastante quemado, Cage acepta el encargo, por un millón de dólares, de estar unos días con un multimillonario afincado en Mallorca, Javier Gutiérrez, un auténtico fanático de la filmografía del actor, pero sin saber Cage que Gutiérrez es la cara visible de un cártel de tráfico de armas y que puede estar involucrado en el reciente secuestro de la hija del presidente de la Generalidad de Cataluña.

Nada más bajar de avión privado, Cage es interceptado por agentes de la CIA, debiendo colaborar con ellos, dándose aquí el primer giro hacia una película de acción interpretada por el mismo actor. Pero hay un problema: Cage desarrolla una relación de amistad y afinidad con Gutiérrez, proyectando juntos un drama.

No sigo exponiéndoos el argumento, pues no os haría un favor en absoluto a partir de aquí.

¿Cuál es mi opinión con respecto a esta película? A decir verdad, me esperaba otra cosa. No sé qué cosa, pero algo distinto, más alocado quizá, porque, en ciertas ocasiones, todo parece una monumental gilipollez. Sin embargo, hay que tener en cuenta que es una parodia de Cage hacia sí mismo y, de paso, hacia sus películas y sus fans más incondicionales, estos últimos perfectamente hechos carne y hueso en pantalla a través del personaje que interpreta Pedro Pascal. No te la puedes tomar en serio porque no es una película para tomársela en serio en absoluto, ni siquiera como comedia no al uso, en la que el personaje real tiene que enfrentarse a algo “real” que es más bien ficción.

El guion le permite a Cage sacar a relucir, una enésima vez, su peculiar forma de expresarse mientras se enfrenta a matones (supuestamente españoles, aunque no den el pego (el único español es Paco León)), y trata de salvar a la hija de un presidente catalán cuyo apellido es prácticamente ciencia ficción (Delgado).


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