Guardia de cómic: reseña a «Chico!#», de Pablo Carreiro
Editorial LIBROS.COM Primera edición: octubre de 2019 ISBN: 978-84-17993-37-5 |
Pablo Carreiro es culpable de ser sutil y divertido a la hora de presentar, desarrollar y concluir una historia en contadas viñetas, algo que no está al alcance de cualquiera
Llevaba unos días sufriendo los efectos secundarios de la picadura de cierta idea o máxima familiar que reza del siguiente tino: “como no invirtamos en los sueños de los demás, esto se va la mierda”. En mí también invirtieron en su día, así que algo tenía que hacer; y como bien expresó Pablo Carreiro, el autor de «Chico!#1»: “ambos estamos en el mismo barco”.
No hace tanto que fui un bisoño soñador.
Y fue durante esos días cuando Fernando, de la librería Baroja de Pontevedra, me hizo saber de Pablo Carreiro y su obra, incluso logró mi compromiso de asistir a la presentación de su primer cómic en nuestra ciudad, con la sorpresa de que terminé ejercendo de improvisado camarógrafo. Una previa búsqueda del autor vigués por el Google, de estas fugaces y superficiales a las que estamos tan apegados, apenas me valió de algo salvo para saber que Pablo es el guionista y dibujante del recopilatorio de tiras «Chico! #1», un proyecto que a visto la luz gracias al mecenazgo por Internet. Confieso que me chocó el estilo de dibujo, muy de manga caricaturesco (que me trajo a la memoria el trabajo de la mangaka Kabi Nagata), y nació cierta suspicacia por mi parte respecto al marcado acento gay de la obra (supongo que mi heterosexualidad tira para el monte, pero nunca he juzgado a nadie por sus inclinaciones en este campo; a mí solo me interesa lo que la gente hace con pasión, aquello que aporta); sin embargo, la propia presentación fue una de las mejores a las que he asistido, aparte de que fue muy divertida (sobre todo el bingo, a lo que ha de sumarse que disfruté bastante con el inciso poético), pues Pablo desgranó “el porqué”, ese quid que tantos no somos capaces de explicar cuando estamos ante el público. También me gustó mucho esa idea de plantear un conjunto de tiras humorísticas autoconclusivas (de entre tres y cinco viñetas), cuya diana es el reírse de uno mismo, de la cotidianidad, de aquellas piedras con las que tropezamos nos llamemos Pedro o Juan; no somos únicos en esto. El tema es en sí interesante pues, con este tipo de producto, uno trata de verse reflejado en un espejo de viñeta y «Chico! #1» es justo eso.
Con ese estilo caricaturesco a lo nipón, Pablo ha ido desgranando historias cortas, momentos y momentazos, así como rascando los fondos socio-familiares a través de Berto, un homosexual veintiañero con una vida corriente como la de otra persona cualquiera, con una madre y una hermana pequeña muy particulares, así como con una cuadrilla de amigas entre las que se cuela alguna a la que habría de dar de comer aparte. Por mi propia condición sexual y hasta musical (la música también tiene su peso, así como la cultura japonesa), me he cruzado con ciertas tiras de las que no he entendido ni jota, no he dado con el mensaje. Otras, en cambio, consiguieron que rodara por el suelo de la risa, sobre todo con las interacciones de Berto con su madre y su hermana Cayetana, instantes que son divertidísimos, pero en los que también cabe una ternura nada empalagosa. Con respecto a las tiras donde participa el grupo de amigas de Berto, aquellas que más me han gustado son las conversaciones casi íntimas con Rika, donde se alcanza un nivel inmersivo o de “mazazo” que toca la fibra, sintiéndome identificado.
El arco y estructura de maquetación de las historias, jalonadas con algún comentario del autor y hasta recomendaciones de lectura de manga y otros, se aprecia como correcta, haciendo probar al lector, con el paso de cada página, sabores que aunque se repitan, lo harán tras un “descanso” que evita el embotamiento. Lo divertido puede dar paso a lo tierno, a lo profundo y a lo atrevido, y no por ese orden, en plan tornillo sinfín.
Solo deciros que apartéis los posibles remilgos, tanto por el cariz como por el estilo, pues «Chico!#1» (del que espero sinceramente que haya #2 y siguientes) es muestra de que Pablo Carreiro es culpable de ser sutil y divertido a la hora de presentar, desarrollar y concluir una historia en contadas viñetas, algo que no está al alcance de cualquiera.
(Aunque te hubiera encantado, Pablo, esta reseña no la he escrito escuchando a tus adoradas Spice Girls (te soy sincero: nunca las soporté y mis oídos no gustan filtrar nada que no sea fruto de la etapa entre 1968-1991). Lo estuve haciendo con uno de los mejores discos de mi artista favorito sonando en la minicadena: «Station To Station», de David Bowie).
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