Guardia de cómic: reseña a «My broken Mariko», de Waka Hirako (2020)

Milky Way Ediciones, Colombres
2020
Traducción: Marc Bernabé
ISBN: 978-84-18788-52-9
194 páginas

Cuando Shii se entera que Mariko, su mejor amiga de toda la vida, se ha suicidado, no solo los recuerdos, muchos de ellos desagradables, comienzan a agolparse tras un continuo torrente de lágrimas, sino también el germen de un reproche contra la difunta por no mandarla una última carta, ella, a la que tanto le gustaba escribir y enviar sus pensamientos a Shii durante la adolescencia y la primera juventud. Una carta de despedida; una explicación. Pero este sentimiento aflorará a medida que la trama, alocada y desesperada, obligue a Shii a robar las cenizas de Mariko de la casa de su padre, un hombre que la sometía, bajo la influencia del alcohol, a la violencia física más extrema, incluyendo la sexual 

Lo que sucedía de puertas de casa para dentro marcó la vida de Mariko, formando en su mente la falsa idea de que era poco más que un montón de basura al que los hombres con los que se relacionaba podían moler a palos y a patadas. Lo mismo daba si era su padre que la larga lista de violentas parejas de las que hasta Shii tuvo que defenderla con su propio cuerpo en más de una ocasión. Y de puertas hacia fuera estaba Shii, la única persona que aportaba un poco de felicidad a Mariko, hasta el punto de generar una dependencia malsana.

Shii, como decía, roba las cenizas de Mariko, pero no sabe qué hacer, hasta que recuerda que su amiga siempre quiso que fueran juntas al mar, en especial al cabo Marigaoka. Sin duda, ese lugar sería el perfecto para esparcir sus cenizas, pero el trayecto hasta allí no será nada fácil, sobre todo por culpa de la mala suerte y la amargura de Shii, quien vive sola, tiene un trabajo de mierda y siente que solo le quedan las cartas de Mariko. ¿Por qué Mariko no se despidió antes de quitarse la vida? ¿Por qué no le propuso que se suicidaran juntas?

Este manga, que considero injustamente etiquetado únicamente como josei (manga para mujeres adultas), se lee de un tirón y, aunque no tenga unas líneas muy depuradas (cosa rara en el mundo de la banda diseñada japonesa), sirve de perfecto hilo visual conductor para la terrible historia de Mariko. Cada una de las escenas rememoradas por Shii es como un puñetazo directo a la boca del estómago. No resulta fácil enfrentarse a las disculpas de Mariko; no resulta agradable mantener la mirada fija en una mujer rota.

Como os decía, se lee rápido por cuanto no hay que detenerse mucho en las viñetas, algo primitivas, y porque la historia en sí no es muy larga. Tanto que la editorial, no sé si porque este “one shot” se publicó así en origen, incorpora el relato «Yiska», que nada tiene que ver con «My broken Mariko», salvo en la descripción de la debilidad adquirida de aquel que da título a la corta historia, quien encuentra un motivo para cambiar de vida (cosa que Mariko, a pesar de los esfuerzos de Shii, no consigue). Y a «Yiska» le siguen unas contadas páginas en las que vuelven Mariko y Shii, plantadas ante un tablón de anuncios de casas en alquiler, a una de las cuales Shii pretende mudarse. Y aquí vemos a una Mariko decidida a irse junto con su mejor amiga.

No es un plato digerible sin un poco de ayuda. Todo está en carne viva y es de un realismo y pesimismo apabullantes, pues el extremo del cabo que da a Shii nos demuestra que no era tan fuerte como parecía.

  

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