Guardia de cine: reseña a «Atmósfera cero» (1981)
«Atmósfera cero» mantiene un fuerte eco por lo tenebroso de su ambientación y por el planteamiento, al que el guión se ajusta como un guante
Tras el ocaso final de la época dorada del western, con independencia de la calidad de cada producción individual, quedaron muchas ideas (no pocas de ellas trilladas), a la espera de mejores tiempos o de la posibilidad de ser recicladas. Algo parecido le tuvo que suceder al guión de «Atmósfera cero», cuyo aroma a far west se advierte en cada esquina, en cada detalle nimio, por mucho que la acción se desarrolle en una colonia minera de la luna de Io y la ambientación sea de pura ciencia-ficción industrial.
O’Niel es el nuevo sheriff de la ciudad, oscura y corrupta, donde los mineros se desloman felices gracias al director Sheppard, quien ostenta un poder casi ilimitado y se lucra gracias a un negocio ilegal con la complicidad silenciosa de toda la colonia y las miradas hacia otro lado de los agentes de la autoridad. El sheriff, cuya mujer e hijo pronto lo abandonarán ante el irrespirable ambiente del hoyo al que los ha arrastrado, comienza a meter las narices en lo que no le incumbe, como son las misteriosas muertes por suicidio de decenas de trabajadores que coinciden con la llegada del actual director, quien ha logrado que la colonia sea la más productiva y rentable de la compañía minera. Por supuesto, por las fechas de filmación, no resulta sorprendente que el argumente pivote sobre tráfico ilegal de sustancias estupefacientes.
Como es de esperar, O’Niel ata cabos a medida que toma conciencia de que nadie va a mover un dedo para ayudarle cuando el director encargue su asesinato.
No podéis negarme que el argumento más del Oeste no puede ser, y no me hace falta remitiros a esa oficina del sheriff, a ese saloon, a las puertas batientes, a la soledad del héroe en un lugar apartado y salvaje, donde no llegará ninguna caballería.
Sean Connery encarnó al sheriff O’Niel, un tipo bastante frío, incapaz de transmitir cierta emoción, siquiera cuando su esposa lo abandona, una mujer que sigue amándolo y esperando que se una a ella y a su hijo abordo de la próxima nave espacial con la Tierra como destino. Un Sean Connery atractivo y aún físicamente activo que no para de correr y correr por los angostos y asfixiantes pasillos de la colonia, tan solo con momentos para el aprovechamiento del actor con sus contados enfrentamientos verbales con el director.
¿«Atmósfera cero» ha envejecido bien? Muchas de estas películas de ciencia-ficción no lo hacen, más que nada porque van a remolque de otras que abrieron la lata de los dólares. Solo hay que comprobar el listado, por ejemplo, de los plagios poco sutiles de «La Guerra de las Galaxias», o aquellas en las que se metieron láseres como fuera. Pero «Atmósfera cero» mantiene un fuerte eco por lo tenebroso de su ambientación y por el planteamiento, al que el guión se ajusta como un guante. Quizá tengamos la suerte de contar con esta película porque Star Wars también es un western…, aunque «Atmósfera cero» aúna tres géneros de forma equilibrada, sin que debamos perder el tiempo y ponernos quisquillosos con la cuestión de la gravedad (siempre solventada de forma mágica en estas producciones).
La vi hace muchos años y me encantó.es un solo ante el peligro en el espacio.ojee el comic en su tiempo y no lo compre.una pena.
ResponderEliminar