Guardia de cómic: reseña a «Matadero cinco», de Ryan North y Albert Monteys (2020)

Astiberri, Bilbao
Traducción: Óscar Palmer
Tercera edición: 2020
ISBN: 978-84-18215-28-5
192 páginas

No hay dos sin tres: hoy nos toca hablar de la adaptación al cómic de Matadero cinco

Cuando la novela más destacada de Kurt Vonnegut cayó en mis manos, no estaba listo para enfrentarme a ella. El título era, cuando menos, peculiar, y se vendía como una obra de ciencia ficción, con alienígenas y viajes en el tiempo. Una locura con mucho sentido que gira en torno al hecho más traumático en la vida del autor: la destrucción de la ciudad de Dresde durante la Segunda Guerra Mundial, de la que fue testigo directo.

Recibí el impacto en el pecho de una bala de papel del tamaño de un tren de mercancías.

No creo que deba detenerme ni un segundo en relatar el argumento, pero sí en remitiros a las reseñas que escribí hace ya mucho tiempo sobre la novela y su adaptación cinematográfica. Hoy me centraré en la versión en cómic a cargo de Ryan North y Albert Monteys, un curioso binomio que ha logrado lo imposible: mantener la esencia de la novela en otro formato. Estoy tan asombrado como cuando vi por primera vez la película de 1972. El trabajo de North en el guion ha sido extremadamente fiel, sirviendo de molde perfecto para la forma de dibujar de Monteys. La historia es una sátira, así que no podría haber mejor opción que fichar a un ilustrador que se ha hecho un nombre en el humor gráfico.

El guion no solo ha trasladado el texto, sino que ha añadido aspectos personales de la vida de Vonnegut durante su redacción. Eso sucede, por ejemplo, en la viñeta en la que se menciona el subtítulo La cruzada de los niños y la relación del autor con una amiga con la que discutía acerca de la novela y la guerra.

La estructura de las páginas, por su parte, no abruma con un exceso de viñetas, sino que adopta un esquema en el que predominan tres líneas y viñetas de gran formato. Esto permite un mayor número de páginas sin que, al parecer, haya habido avaricia alguna en su extensión.

Al poder apreciar la obra de Vonnegut tanto en texto como en imágenes, he podido entrelazar las escenas de otra manera. Tanto es así que el gran acierto del autor norteamericano fue crear esa confusión y los saltos temporales en la vida de su protagonista, el anodino Billy Pilgrim. Es esa deriva inesperada de fechas la que conforma el alma de la novela, pues, si siguiéramos la historia de forma cronológica, acabaríamos leyendo una sucesión de hechos a los que apenas prestaríamos atención.

El trabajo de Ryan North y Albert Monteys es sobresaliente.


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