Guardia de cine: reseña a «Jin-roh. La brigada del lobo» (1998)

Título original: «Jin-Rô». 1998. 102 min. Japón. Dirección: Hiroyuki Okiura. Guion: Mamoru Oshii

No es una película de estas que bastan con un solo visionado. Como todo lo que dirige Oshii, exige de mucha atención y de volver sobre los pasos dados, hasta que se logra una panorámica de conjunto

Cierto es que no veía a Mamoru Oshii como director de películas de acción real, por eso me sorprendió tanto saber que este anime cierra una trilogía en la que las dos primeras cintas, de las cuales no he sido capaz de encontrar copia, contaron con actores de carne y hueso, aunque este detalle último no me haya disuadido de admirar y disfrutar de esta turbadora revisión del cuento de «La caperucita roja».

Oshii nos propone un mundo alternativo que transcurre diez años después del final de la segunda guerra mundial. El Japón que se nos describe no es muy diferente del que pasó a los libros de texto en nuestro plano, pero se dan circunstancias que lo cambian todo, como es la aparición de un grupo terrorista de nombre SETTO, que se opone al Gobierno, y la unidad especial de la policía que le hace frente, fuertemente armada y móvil, llamada Tokkitai. Se añade al guiso la confusión que crea ver tantos vehículos, impedimenta y armamento de la Alemania del III Reich (supongo que como guiño acusador de que el sistema defendido por los Tokkitai es autoritario o, simplemente, porque gustaba al director y a los responsables del proyecto).

Tras presentarnos este mundo con un prólogo documental, nos introducimos en medio de una violenta manifestación en la que sus participantes toman por objetivo las fuerzas policiales de antidisturbios a base de adoquines y cócteles Molotov. Entre las sombras se mueven, como peces en el agua, los miembros de SETTO, suministrando material para incendiar las calles. Uno de ellos será una chica que colabora como “mula” en lo que parece otra noche más de incidentes sin mayores consecuencias, pero que termina de forma inesperada dentro del sistema de alcantarillado, cuando los terroristas son abatidos sin miramientos por los Tokkitai. La caperucita roja, arrinconada por un agente que la apunta con su inquietante mirada carmesí y su amenazadora ametralladora, prefiere inmolarse a ser detenida. Ese agente, que se salvará de morir gracias a su armadura, dudó y no abrió fuego, dándole tiempo a la chica para que activara el mecanismo de la bomba que portaba en la bandolera. Ese agente se llama Fuse quedará impresionado ante el miedo y también la determinación final de la muchacha.

La investigación oficial llevará a Fuse a ser castigado de forma que se evite todo escándalo, pero dándole un buen escarmiento, como es tener que volver a la academia como si fuera un cadete recién ingresado. Allí parecerá evidente que su trauma lo hace inútil para el trabajo de Tokkitai, pues es incapaz de disparar a un objetivo vivo. Mientras todo esto sucede, Fuse conocerá a la hermana de la chica muerta, con la que comienza un tímido y desesperado romance.

Pero tenemos que tener los ojos y las orejas muy grandes, tanto como los de la “abuelita”, para alcanzar a conjeturar el tamaño de la conspiración que se sirve del incidente de Fuse para forzar la disolución de los Tokkitai en un Japón donde sus servicios ya no son necesarios y la gente ha dejado de apoyar a SETTO.

Aunque, en un comienzo, parece darse cierta relación entre Fuse y el bombero Guy Montag, siendo que sus universos de cristal se fracturan al contemplar la inmolación de una mujer por sus ideales, pronto daremos cuenta de que esta historia tiene que ver, y mucho, con el cuento de «La caperucita roja», pues el propio Fuse es un lobo, un animal salvaje vestido de hombre, sin que haya esperanza para nadie que se enfrente a él.

El guionista (suplantando al director) “firma” la obra con su sello (arranques aéreos con helicópteros sobrevolando con rabia la ciudad o el silencio cómplice de los protagonistas y deuteragonistas, hasta que braman las ametralladoras en el siniestro museo de Historia natural), y bosqueja una mezcla de suspense policial y drama, con un notable aporte psicológico y emocional

 

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