Guardia de cine: reseña a «Platoon»
Título original: «Platoon». 1986. 120 min. EEUU. Dirección: Oliver Stone. Guión: Oliver Stone. Reparto: Charlie Sheen, Tom Berenger, Willem Dafoe, Kevin Dillon, Forest Whitaker, Johnny Depp, John C. McGinley, Francesco Quinn, Richard Edson, Reggie Johnson, Keith David, David Neidorf, Mark Moses, Chris Pedersen, Tony Todd, Dale Dye
El ensayo de Stone, muy acentuado, carece de cierta chispa, casi siempre entregando el peso a una pieza orquestal muy bella y cargada de emoción, pero que no avanza; aunque el metraje es impactante y acerado
La imagen de Willem Dafoe, con los brazos en alto, sucio y ensangrentado, es de aquellas que quedan profundamente marcadas en la consciencia de los chavales que crecimos durante la década de los años ’80, con la exótica y brutal guerra del Vietnam golpeando nuestros púberes oídos.
Por supuesto, no teníamos ni pajolera idea de lo que había sucedido en aquel rincón del planeta. Lógico si no sabíamos ni lo que sucedía en el barrio donde vivíamos. «Platoon» era una película de guerra y, para nosotros, la guerra eran tiros y explosiones y un héroe musculitos que se los cargaba a todos. Poco o nada nos decía el dolor personal que exudaban los personajes. Mucho menos el grito de agonía. Esto lo "eliminábamos" de la ecuación visual.
Este filme es el primero de una trilogía que el siempre controvertido Oliver Stone dirigió y dedicó, a modo de particular redención, a su experiencia como soldado en la guerra del Vietnam. A este título le seguiría quizá el más conocido: «Nacido el cuatro de julio», cerrándose el ciclo con la menos recordada de todas: «El cielo y la tierra».
Como un conflicto familiar, Charlie Sheen se mete en el mismo berenjenal que su padre, quien interpretó al capitán Willard en «Apocalypse Now», en medio de la guerra y la brutalidad sin parangón. El papel que encarna Charlie lo arrastra hasta un montaje que carece de la lírica de Coppola. Cierto es que golpeó fuerte en 1986, pero el ensayo de Stone, muy acentuado, carece de cierta chispa, casi siempre entregando el peso a una pieza orquestal muy bella y cargada de emoción (a cargo de Georges Delerue), pero que no avanza.
Sheen interpreta a Chris Taylor, un chaval que abandona sus estudios universitarios y se enrola como voluntario en una guerra impopular. Si prestamos atención, Taylor es una especie de extraterrestre, pues, ¿quién quiere meterse en ese maldito pantanal a propio intento? Ni los propios oficiales de carrera lo hacían. Pero Taylor nos presta sus ojos para conocer a los hombres de su pelotón, polarizados entre el sargento Barnes (Tom Berenger) y el sargento Elías (Dafoe). En palabras del propio Stone, los sargentos Barnes y Elías están basados en dos personas que conoció personalmente en su tour: uno racista y el otro no racista, pero creo que sus manifestaciones se quedan cortas. Barnes es un tipo frío y brutal, un asesino nato, que bien puede representar a la sociedad norteamericana que aún cree poder ganar el conflicto o a la Muerte misma con sus cicatrices; Elías es justo lo contrario que Barnes, un suboficial que lucha, pero que ha perdido la esperanza y se entrega a la alternativa a la realidad. Taylor primero admira a Barnes; podría decirse que es el tipo de sargento con el que uno puede ir a combatir y saber que sobrevivirá para ver otro día de lluvia , pero es un tipo deshumanizado, como lo son aquellos soldados que le son fieles y a la matanza que realizan y encubren solo me tengo que remitir. Luego, Taylor se acercará a Elías, quien mantiene una tensa relación con Barnes, un odio que alcanza el nivel de homicida y que se resume en ganar una guerra por todos los medios o abandonar.
Mientras el mundo en la selva se degrada, la oscuridad que se cierne sobre todos es plomiza y hambrienta. Stone escribe (en 1976) sobre el alma del hombre, concepto que brota de los labios de los personajes varias veces; ese peso exiguo que baila entre el bien y el mal en unos hombres llevados a una frontera inimaginable. Todos los que se cruzan ante la pantalla caen en una depresión de falta de moral, de objetivo.
Sin duda, el metraje es impactante y acerado. Ya lo creo.
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