Guardia de televisión: reseña de la primera temporada de «Newtopia» (2025)

Título original: Newtopia. 2025. 8 capítulos de 60 min. Corea del Sur. Dirección: Yoon Sung-hyun. Guión: Ji Ho Jin, Han Jin-won. Reparto: Jisoo, Park Jung-min, In Sung-jae, Kim Jun-han, Kim Chan-Hyung, Jung-Min Park

Cuando el amor y la estupidez se enfrentan a un apocalipsis zombie

Young Joo y Jae-yoon son una pareja en horas bajas. Él cumple el servicio militar y, como consecuencia, la relación se resiente. Aunque ambos residen en Seúl, la separación, los celos y las expectativas de Young Joo de aspirar a algo mejor acaban desgastándolos. Se quieren, y mucho, pero deciden romper… justo el mismo día en que estalla en la ciudad una extraña epidemia que convierte a los infectados en una horda imparable de zombis agresivos y hambrientos.

Desesperada y decidida, Young Joo emprende su particular misión heroica: ir a buscar a Jae-yoon, destinado en el puesto militar antiaéreo de la Torre77A, y llevárselo sano y salvo. Una estupidez propia del amor.

Siempre he huido del cine gore y de los zombis como de la peste. Jamás me he sentido preparado, ni anímica ni estomacalmente, para semejante desafío. Por eso resulta sorprendente que esté a punto de reseñar una serie como Newtopia, donde los muertos vivientes son parte esencial del engranaje narrativo. Permitidme explicarlo.

Por un lado, y sin venir mucho a cuento, el algoritmo de Bezos decidió que, con los títulos que he ido agregando a mi lista personal —en la que abundan películas bélicas y de espionaje de los años sesenta y setenta—, una comedia surcoreana de zombis encajaba como anillo al dedo. Por otro lado, el cartel de la serie me hacía muchísima gracia cada vez que lo veía en la pantalla. Así que terminé dándole una oportunidad a Newtopia porque en su descripción se destacaba un elemento clave: es comedia, no terror gore (o no lo es tanto).

El primer capítulo es un verdadero escollo; tras él, sin embargo, la serie se devora de un tirón. Eso sí, antes conviene estar inmunizado contra el estilo surcoreano de hacer cine y televisión, con su histrionismo y su idolatría hacia ciertos actores.

Para escribir esta reseña he recopilado algunos apuntes de comentarios que varios espectadores han dejado en distintos portales de Internet. Creo que ayudan a tener una visión más amplia de esta peculiar producción.

1. Una comedia romántica y absurda: Muchos espectadores han calificado la serie como “una comedia romántica muy tonta”. Apostaría a que eran neófitos en el entretenimiento surcoreano. Mi experiencia previa me permitió no sorprenderme al encontrar el clásico personaje cómico oriental: absurdo, histriónico, torpe e idiota. Para un occidental esto resulta incomprensible y, a menudo, cargante. Más aún cuando, en Newtopia, casi todo el elenco se comporta así en mayor o menor medida.

Las excepciones son contadas: Álex, Soo-jung, el director general Aaron Park y el sargento Jung Tae-hwa. El resto oscila entre lo ridículo y lo grotesco. Sin embargo, ser cómico no significa estar privado de genialidad: el soldado Ra In-ho, por ejemplo, es el único que comprende de forma lógica la infección, sus modos de transmisión y la rapidez de los síntomas. Sus deducciones permiten adelantarse al peligro, salvar vidas y dar solidez a planes que, de otro modo, resultarían inviables.

Newtopia deja claro desde el inicio que no debe tomarse en serio: es una comedia. Buena prueba de ello son los personajes que, tras ser mordidos por zombis, mantienen a raya la infección únicamente porque están borrachos.

2. Una banda sonora equivocada: Es cierto que en varias escenas la música resulta un error imperdonable: momentos dramáticos se acompañan de melodías ligeras que desentonan por completo. Pero en persecuciones callejeras o en pasillos infestados de zombis, las notas de comedia no son un accidente: son parte del código de la serie.

Imaginemos, por contraste, una partitura épica de Hans Zimmer mientras la protagonista corta la cabeza de un zombi que, acto seguido, sale disparada con un efecto sonoro propio de un muelle. La disonancia es intencional. Del mismo modo, si en pantalla decenas de zombis caen al vacío al ritmo de una ranchera, pues ese es el juego.

3. El exceso de situaciones absurdas: Sí, es una comedia absurda, pero no por ello está desprovista de momentos dramáticos y de tensión. Destaca la escena de Jae-yoon en la estación de metro: los no infectados esperan un tren hacia una zona segura, y ella cede su sitio a un niño. El gesto noble se vuelve inútil, pues el mal ya viaja en los vagones. Una cruel ironía del destino.

4. Errores de manual en el género zombi: Los personajes tropiezan una y otra vez con los errores típicos de las producciones de zombis, o eso dicen los entendidos. Un ejemplo: Jae-yoon, Álex, Sam-soo y Jin-wook deciden adentrarse en un parking subterráneo para buscar un vehículo grande y robusto, pese a haber encontrado antes una ambulancia militar blindada abandonada en plena calle. Cualquiera intuye que el guion no guarda nada bueno tras esa decisión.

5. El Ejército surcoreano, en entredicho: La serie tampoco deja bien parada a la institución militar. Como ya había visto en otras producciones, se critica la “normalización” del abuso psicológico y físico del superior hacia el subalterno inmediato (salvo en el caso del sargento Kim), lo cual se traslada también al ámbito civil. La denuncia parece constante.

6. Dos hilos narrativos desiguales: El recorrido de Young Joo resulta mucho más interesante que el de Jae-yoon. Sus aventuras por calles, edificios y distintos ambientes de Seúl enriquecen la narración y le otorgan dinamismo. Interactúa con muchos personajes y vive situaciones variadas, lo que la convierte, en el fondo, en la verdadera heroína: es quien se enfrenta a lo imposible para salvar a su novio, incluso a algo más peligroso que los zombis.

Jae-yoon, en cambio, permanece confinado en un rascacielos, limitado por la compañía de su unidad militar y algunos empleados del hotel Eden en la Torre 77A. Su desarrollo se ve restringido por el espacio y el ritmo narrativo, mucho más lento.

Abandonando los apuntes tomados a los comentarios más comunes, en cuanto a los efectos especiales, el CGI deja bastante que desear, aunque se recurre con acierto a recursos prácticos de la vieja escuela . El gore está presente, pero casi siempre matizado por el tono ridículo de la serie. Confieso que me resultó más desagradable ver a dos personajes vomitando a cámara en primer plano frontal que a un zombi arrastrándose sin piernas y con las vísceras expuestas.

Newtopia tiene algo. Es absurda, pero también divertida. Me reí en todos los episodios y, en ese sentido, funciona: entretenimiento ligero, sin mayores complicaciones. En eso es perfecta. Y lo más curioso es que se termina tomando cariño a ciertos personajes, de lo que te das cuenta cuando mueren o son infectados.

El final es abierto, lo que alimenta la especulación sobre una segunda temporada. Con una legión modesta pero fiel de seguidores, una continuación podría resultar atractiva y rentable para los productores. Eso sí, siempre con el riesgo de abusar de lo barato, lo absurdo y lo rápido. El tiempo dará la respuesta.


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