Guardia de cine: reseña de «Batman» (2022)

Título original: The Batman. Año: 2022. 175 min. Estados Unidos. Dirección: Matt Reeves. Guion: Matt Reeves, Peter Craig (basado en los personajes de Bob Kane y Bill Finger). Reparto: Robert Pattinson, Zoë Kravitz, Jeffrey Wright, John Turturro, Paul Dano, Colin Farrell, Andy Serkis, Peter Sarsgaard. Música: Michael Giacchino

Un regreso oscuro, gótico y fascinante al alma de Gotham

Un Batman que me ha gustado mucho más que el de la trilogía del Caballero Oscuro

No se salva ninguno: todos los grandes superhéroes del cómic estadounidense han pasado por etapas de creación, explotación, renacimiento y revisión en diversos medios. Superman se lleva el oro. Spiderman, la plata. Y el bronce, con justicia, es para el vigilante de Gotham: Batman.

En 2022 se estrenó la "última" versión cinematográfica del personaje, envuelta en polémica (infundada) por contar con Robert Pattinson en el papel principal. A pesar de su pasado como ídolo adolescente en la saga Crepúsculo, el actor ha demostrado su talento en registros muy diversos. Le pasa lo que a DiCaprio: costó tomarlo en serio hasta que envejeció.

Un thriller de tres horas que no se siente largo

Esta revisión del universo Batman, con casi tres horas de duración, plantea un juego de espejos en torno a la corrupción política y policial de Gotham, alimentada por la mafia. Todo gira alrededor del ánimo de venganza de un personaje insignificante que acaba estallando: un asesino en serie, Enigma, que elimina a los “prohombres” de la ciudad.

Lo interesante es que esos hombres públicos, supuestos servidores ejemplares, están ligados al mafioso Carmine Falcone (John Turturro, brillante). Todos conectados con un fondo de renovación urbana millonario creado por Thomas Wayne, sin fiscalización alguna.

La investigación arrastra a Batman por un laberinto de mentiras, verdades a medias y callejones sin salida. Incluso él termina siendo manipulado por Enigma.

Por fin, sin repetir el origen de Batman

Por suerte, la película evita contarnos una vez más el asesinato de los Wayne. El origen del personaje se menciona de pasada, en un par de líneas. Bruce Wayne ya lleva dos años actuando como el vigilante nocturno en una Gotham que recupera el aire oscuro y exagerado de las películas de Tim Burton: gótica, sucia, opresiva. Gotham vuelve a ser un personaje en sí misma, que respira y devora.

Otro acierto: no convertir la historia en un desfile de antagonistas. Aquí no hay un circo de villanos clásicos, sino un enfoque más sobrio.

Lo que chirría un poco…

Aunque el metraje se justifica, algunas líneas narrativas quedan cojas. Por ejemplo:
  • Alfred desaparece tras una escena en el hospital, sin más.
  • Tras la espectacular huida de Batman de la comisaría, siendo perseguido a tiros, luego vuelve a colaborar con la policía como si nada. ¿Depuró Gordon la unidad? Puede ser, pero no se explica.
  • Algunas escenas finales pecan del típico impulso destructivo de los villanos de Batman: “vamos a arrasar Gotham”.
Hay más momentos que hacen ruido, pero ahora no los recuerdo.

Y ahora… ¿qué sigue para este Batman?

Aunque la película deja ver al Joker en una escena final y ya existe una serie del Pingüino (disponible en Max), la secuela no llegará hasta 2027. Cinco años después. Una espera larga, pero quizá necesaria para hacer las cosas bien.

Y es una lástima, porque este Batman —este Bruce Wayne atormentado, solitario, humano— me ha gustado muchísimo más que el de la trilogía de Nolan.

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