Guardia de cómic: reseña a «Ulf de Jakobsland. Os Viquingos en Galicia», de Alberto Varela Ferreiro

Edicións Xerais, Vigo
Segunda edición:
Diciembre de 2019
ISBN: 978-84-9121-423-6
79 páginas, anexo inc.

Una ojeada a esos oscuros siglos en los que los vikingos fueron sinónimo de terror y dejaron una profunda huella en la Historia y en la arquitectura defensiva de Galicia

La figura del conde Ulf Galiciefarer resulta más que indicada para tratar las incursiones y la presencia de los vikingos en el Noroeste de la península ibérica. Es considerado el último vikingo y, también, el rey de facto de Galicia durante prácticamente dos décadas en las que pasó por dos papeles contradictorios: el de bárbaro invasor y el de aliado de ciertos nobles y reyes cristianos. Así que merece dar título y ser el centro de una obra así.

Este corto álbum de Alberto Varela Ferreiro, escrito y dibujado por él mismo, nos permite echar una ojeada a esos oscuros siglos en los que los vikingos fueron sinónimo de terror y dejaron una profunda huella en la Historia y en la arquitectura defensiva de Galicia. Sin embargo, sirve tan solo de repaso rápido más enfocado hacia un público juvenil; mas, no por ello me ha resultado desagradable o falto de interés, a pesar de que las técnicas narrativas empleadas se han forzado en exceso.

Dan comienzo y fin a la obra los sueños de Ulf, ya anciano, en torno al Ragnarok, el apocalipsis vikingo. Un vuelapluma sobre el punto final de la era de los dioses asgardianos que sirve de broche para los normandos en Galicia. Así, este Ulf en las últimas peregrina hasta la tumba del apóstol Santiago y recuerda su paso por esas tierras como saqueador y mercenario (aunque bien es cierto que no he dado con el apunte que acredite que Ulf se convirtiera al cristianismo y que, como muchos nobles y reyes escandinavos, hiciera peregrinaje a lugares santos como Santiago de Compostela, Roma y/o Jerusalén). 

Con esos recuerdos, de adolescente y de adulto, entre los que se cuelan hombres que lo ilustraron sobre la propia Historia, se van relacionando los hechos más destacables: invasiones, batallas, alianzas, traiciones, victorias y derrotas, a la par que fechas y personajes propios. Es más bien un cuaderno gráfico que a más de uno le servirá para sacar un diez en la asignatura de Historia, echando mano de detalles curiosos que tampoco son muy difíciles de encontrar en Internet.

Lo peor de todo y con diferencia es la maquetación de la obra. Los márgenes son estrechísimos y no se han dejado el suficiente ancho allá donde se cosen las páginas. Y dado que hay viñetas en las que las cartelas y bocadillos están a ese lado, hay que "escachar" el álbum para poder leer.

Aunque es una obra corta y con ciertas carencias, es recomendable para echar un vistazo rápido a esta etapa e ir tirando del hilo, como probablemente haré yo.

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