Guardia de cine: reseña a «El temerario Ives» (1976)
Título original: «St. Ives». 1976. 94 min. EEUU. Dirección: J. Lee Thompson. Guion: Barry Beckerman. Novela de Ross Thomas. Reparto: Charles Bronson, John Houseman, Jacqueline Bisset, Maximilian Schell, Harry Guardino, Harris Yulin, Dana Elcar, Robert Englund, Michael Lerner, Jeff Goldblum
Una película corta en la que se logra entretener y jugar con al espectador
Raymond St. Ives es un ex escritor de crónica de sucesos que acaba de divorciarse. Debería estar escribiendo una novela, su “gran novela” policíaca, mas las musas lo miran con desdén, algo que no ayuda cuando el autor tiene que vivir en un hotelucho y la mujer con la que compartió la vida hasta no hace tanto amenaza con exigirle una pensión compensatoria de mil dólares mensuales. Pero St. Ives es un hombre de recursos que ciertas personas conocen y saben apreciar en su justa medida, incluso para ofrecerle la cantidad de diez mil dólares por un trabajo de intermediario (o más bien de correo), en una operación cuyo objetivo es recuperar unos libros muy valiosos que han sido sustraídos de la caja fuerte de un tal Abner Procane, un tipo bien forrado cuya fortuna no ha sido amasada precisamente por medio de actividades lícitas. Los ladrones han exigido cien mil dólares por los libros y que sea St. Ives el que se responsabilice de cargar con el dinero; sin embargo, lo que parecía un encargo fácil y lucrativo se convierte en una pesadilla cuando los muertos comiencen a amontonarse durante cada contacto entre los ladrones y St. Ives, siendo que éste último tendrá que luchar como gato panza arriba por su vida en más de una ocasión.
Charles Bronson protagoniza otra de sus míticas películas de los años 1970, adaptando la novela «The Procane Chronicle», de Oliver Bleeck (seudónimo de Ross Thomas), aunque en esta ocasión no hubo lugar para que su querida esposa, Jill Ireland, compartiera cartelera junto a él. Un personaje estilo elegante y audaz, con amigos entre la policía y los bajos fondos, y que se mueve por el ambiente sucio setentero, es un punto de luz tremendamente atractivo, aunque no sea condición necesaria para que a la chica de turno se le caiga la ropa interior delante del héroe, cosa esta que en las películas de Bronson de aquella época sucedían con demasiada facilidad, lo cual llegaba a agotar.
La película no es muy larga, apenas una hora y media con los títulos de crédito, donde encontraremos la confirmación de que dos de los quinquis que se enfrentarán a St. Ives tienen los rostros de Robert Englund y Jeff Goldblum. Una película corta en la que se logra engañar al espectador con respecto al cabecilla de los ladrones, aunque una lectura en frío ya te hace encontrar esas pistas tan claras como que un personaje sólo se le permiten dos escenas, siendo en apariencia tan prescindible como una maquinilla de afeitar en u n concierto de ZZ Top.
Es una cinta con suficientes escenas de acción y violencia, por otro lado nada exageradas, y unas pocas relajadas que nutren al público de algo de información, sin contarle todo; con personajes ambiguos y una trama interesante que pivota sobre un protagonista atractivo y elegante a rabiar.
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