Guardia de cine: reseña a «Cazafantasmas: Más allá» (2021)

Título original: «Ghostbusters: Afterlife». 2021. 124 min. EEUU. Dirección: Jason Reitman. Guion: Jason Reitman, Gil Kenan. Personajes: Dan Aykroyd, Harold Ramis. Reparto: Mckenna Grace, Logan Kim, Finn Wolfhard, Carrie Coon, Paul Rudd, Celeste O'Connor, Dan Aykroyd, Bill Murray, Ernie Hudson, Sigourney Weaver, Annie Potts, Bob Gunton, Shawn Seward, Billy Bryk, Sydney Mae Diaz, Hannah Duke, Bokeem Woodbine, Marlon Kazadi, Paulina Alexis

Cuando «Cazafantasmas» fue atropellada por «Stranger Things»

Puede sonar un poco dura esta entradilla, pero no deja de ser una verdad como la copa de un pino y sintetiza a la perfección esta secuela de la duología de los años ’80, a la par que exilia en el cajón de lo prescindible a «Cazafantasmas» de 2016. Y continuo: los productores aciertan al servirse impúdicamente del tirón de la producción estrella de Netflix, y no solo por contar en el reparto con Finn Wolfhard, quien está tan insufrible en el papel de nieto de Egon Spengler como en el de Mike Wheeler.

Con un comienzo trepidante, que nos presenta a un Spengler anciano y recluido en una siniestra granja donde encuentra la muerte, se pasa el testigo a Callie, Trevor y a Phoebe, su hija y nietos respectivamente, quienes, por consecuencias conocidas de un desahucio por falta de pago (no sé vosotros, pero esto me recuerda un poco a «Locke & Key»), se ven obligados a trasladarse hasta Summerville, Oklahoma, donde residió Spengler hasta el momento de su óbito. A Callie y, sobre todo, a sus hijos no les hace especial gracia el cambio de aires, pero no queda otra que tragarse el orgullo y la mala opinión sobre el padre, quien abandonó familia, amigos y trabajo de la noche a la mañana para convertirse en un extraño ermitaño a evitar.

Summerville parece el culo del mundo y, en realidad, lo es, pero no es obstáculo para que el trío pueda darle al botón de reiniciar, sobre todo los dos adolescentes, quienes desconocen que su abuelo fue un cazafantasmas. Summerville, un pueblo con una mina de selenio de la que se extrajo el material de construcción de cierto edificio sobre el que se concentró el Mal en 1984, y que sufre constantes terremotos a pesar de no estar en una falla tectónica ni afectado por el fracking.

La historia pasa a ser perímetro exclusivo de estrangerzingueros al ciento por cien y, adaptándose al nuevo panorama de fantasmas en mitad de la nada, repite el argumento de la película de 1984, con el regreso de Gozer y sus perrines, El Maestro de las Llaves y El Guardián de la Puerta, cuyos personajes humanos pasan de Sigourney Weaver y Rick Moranis a mi querida Carrie Coon y al genial Sr. “Sin Pelotas”, es decir, Paul Rudd.

Al contrario de lo que en muchos lugares se afirma de forma categóricamente errónea, esta «Afterlife» no es un reboot, sino una secuela, por lo que podría incluso titularse «Cazafantasmas 3». Aún me sorprende que haya gente que no acierte a distinguir la línea separadora o, peor aún, que escriba de cine sin tener ni idea, pues si esto “es un reinicio” es que no se han visto ni la película de 1984 ni, de paso, esta de 2021.

La cinta está bastante bien y, lo más importante, sí es un verdadero y justo homenaje a Harold Ramis, no como la estupidez de 2016. Lo negativo es que tiene demasiados elementos que nos derivan a «Stranger Things», pero como la serie de Netflix es un fusilamiento continuo y constante de la década de 1980, una cosa se solapa con la otra. Igualmente, esta secuela poco o nada tiene de humor, hasta que llega Bill Murray (quien brilla también en su escena escondida en los títulos de crédito), J.K. Simmons está superdesaprovechado y el final casi se deja arrastrar por la ñoñería, pero se frena justo a tiempo.

Y se habla por ahí de una continuación para una película con una puntuación del 7,1 en IMDB y que, en palabras de Jason Reitman, es “[…] el comienzo de una era completamente nueva para la franquicia en la que se puede contar una mayor variedad de historias”.

¿Seguiremos viendo otras películas con el Ecto-1 a toda pastilla y rayos atrapafantasmas? Me da que sí.


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