Guardia de cómic: reseña a «Arctic Nation»
«Blacksad 02: Arctic Nation» ISBN: 978-84-8431-732-6 56 páginas |
Blacksad es contratado por una maestra de “The Line”, un barrio afectado por la carcoma del racismo y el paro; un apartado lugar a poco tiempo del centro de la ciudad que floreció en el Pasado gracias a la industria del esfuerzo de guerra, con factorías que construían bombarderos para destinar al teatro europeo y del Pacífico. En ellas trabajó la práctica totalidad de la población, la cual anhelaba los tiempos de paz para saborear sus frutos, mas estos estaban envenenados. Con el cierre de las fábricas llegó la crisis económica; el barrio donde antes se convivía con normalidad se deterioró a marchas forzadas con el odio racial y homicida de los blancos contra los negros (un problema con el que Canales no lidia bien, pues no sabemos bien cómo “distinguir” a los animales salvo en aquellos casos que resulten obvios).
En mitad de ese berenjenal se planta Blacksad para cumplir con el encargo de investigar la desaparición de una niña a la que nadie parece importar, incluso a su madre. El detective rondará por mítines del partido neonazi local y se enfrentará a un jefe de policía sobre el que recaen demasiadas sospechas por su excesiva y supuesta malsana querencia hacia los niños, o al padre del principal sospechoso, un potentado cuya línea de sangre quedó interrumpida por la endogamia. Igualmente chocará con la otra cara de la moneda en situaciones de alta tensión mientras, con la ayuda de Weekly, un periodista al que conocerá a la sombra de un ahorcado, irá desmadejando la historia de venganza y lucha por el poder capaz de hacernos un nudo en el estómago.
Canales hace avanzar a su personaje. Lo aleja del ambiente típico y tópico de la primera entrega, pasando lista y haciendo análisis de la sociedad norteamericana de los años 1950, comenzando con la segregación racial en un núcleo de población pequeño, pero advirtiendo que la obra se expondrá más y más con los tomos siguientes. Junto con el virtuosismo de Guarnido, se retrata el alma de los personajes a través de sus animalescos rostros, así como el de la propia urbe, en este caso un pueblo en decadencia, lastrado por las ruinas de la industria y una sociedad abocada al odio más primitivo.
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