Guardia de cómic: reseña a «Noche en blanco (Obra completa)», de Yann (guionista) y Neuray (ilustrador)
Título original: «Nuit blanche» Ediciones Glenat SL, Barcelona, 2009 ISBN: 978-84-8357-975-6 237 páginas |
El hilo argumental se extenderá desde el fusilamiento del zar Nicolás II y su familia en Ekaterimburgo hasta el París de los años 1930, y que girará en torno del capitán blanco Sacha Kalitzin, comandante de una unidad que fracasa en la búsqueda y rescate de la familia real mientras trata de mantener entero su pellejo ante el general Gaida y los últimos rescoldos de un Estado devorado por la revolución bolchevique. Kalitzin vivirá una larga serie de incidentes mientras los aliados de los zaristas racanean su apoyo y corren hasta Vladivostok para disfrutar de los placeres de cabaret.
La sensación de peligro será constante, incluso para Nadia Pleviskaya, “El ruiseñor del Kursk”, una mujer que baila sus lealtades entre Sacha y su hermano Igor, entre el zarismo y el bolchevismo, hasta que las brutalidad de la cheka le convenza de cuál es el mejor camino para sobrevivir.
Tras el “final” de los dos primeros capítulo, gracias a la presentación en formato integral, Sacha Kalitzin, tras su paso por Vladivostok, será agente del Servicio secreto en la concesión francesa de Shangai, introduciéndose de lleno en una historia noir y, años después, en una corta fábula de Navidad, en un París de Nochevieja, con un intento de secuestro incluido que le servirá para reconciliarse con su pasado al ser consciente de que la broma se había convertido en una patética y deslustrada realidad: se había convertido en el capitán de un ejército de espectros.
El cambio de escenario descuadrará al lector. Aunque las dos primeras partes sean un todo, el salto supone mucho más que de ambientación, pues afecta a ambiciones y fuerzas, dejando descolgados a varios personajes, como Gaida, que reaparecerá en nuestras vidas y en el camerino de Nadie Pleviskaya con un tiro en el trasero y punto final.
La historia en Shangai es muy buena y enrevesada. Posee los ingredientes típicos de Yann: un sarcasmo desmedido y una critica feroz hacia todo lo que “cae”, así como la divertida introducción en la trama de personajes históricos y reales, como una de las esposas de Mao Tse Tung, que fue actriz durante su juventud y principal ideóloga de la despiadada Revolución cultural.
El cierre de la serie es, como hemos advertido antes, un cuento de Navidad, de reencuentros familiares, aunque sean a punta de pistola, cuando el ya general Kalitzin, líder de un entramado de espionaje de viejos rusos blancos y taxista, recoge a una cliente muy particular y Kalitzin se enfrenta a ella con su encanto y atrevimiento, poniéndola a prueba entre burlas y jugarretas.
El trabajo de Yann es correcto, con un fuerte anclaje en la tarea de documentación, pero sin perder la ocasión de pasárselo en grande con sus personajes o a costa de estos. Quizá también se dedique a fastidiar un poco a Neuray, el ilustrador, quien no tiene otro remedio que cargar las viñetas de detalles y detalles y más detalles, apenas quedándole espacio para rostros, uniformes, vehículos, edificios, etc.
«Noche en blanco» es un cómic que hay que repasar y degustar despacio para llevar a comprender, como es debido, toda la magnitud de la historia que encierra.
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