Guardia de televisión: reseña a la primera temporada de «Ahsoka» (2023)

Título original: Ahsoka. 2023. Episodios de 50 min. EEUU. Dirección: Dave Filoni, Peter Ramsey, Steph Green, Jennifer Getzinger, Geeta V. Patel, Rick Famuyima. Guion: Dave Filoni. Reparto: Rosario Dawson, Hayden Christensen, Ivanna Sakhno, Genevieve O'Reilly, Natasha Liz Bordizzo, Mary Elizabeth Winstead, Ray Stevenson, Eman Esfandi. Música: Kevin Kiner

Cuando menos es... demasiado menos

Bien podría haberme dejado arrastrar por la gula y darme un atracón con esta Ahsoka, pero adopté con ella una postura extravagante, diríase arcaica: ver un capítulo por semana, en concreto, los sábados por la noche. No es que sea yo un berserk de las maratones de series; mi mayor locura en este campo tiene como marca el ir a un capítulo por día. Sin embargo, algo me empujó a continuar por una senda extinguida, aquella que era tan común en los tiempos de la televisión de tubo de rayos catódicos y más botones en la consola que canales a sintonizar.

Algo tan simple me condujo a volver a disfrutar de una serie sin esa oscuridad propia de la inmediatez. Deseaba que llegara cada sábado para ver un nuevo episodio, y resistí todas las tentaciones de la era digital televisiva.

Os parecerá una chorrada, pero así es como quiero dar comienzo a esta reseña sobre la primera temporada de Ahsoka, la cual levantó vientos encontrados, como es propio del signo de los tiempos que nos han tocado en suerte. Para algunos, una serie más; para otros, una auténtica bazofia; para otros, algo digno del sello SW. ¿Mi opinión? La dejo para el final.

Siguiendo el consejo de mi padawan, tuve a bien chuparme, antes de nada, un resumen de veintitantos minutos de la serie de animación Star Wars: Rebels, que un animoso youtuber colgó en su canal y que es muy fácil de hallar, aun siendo manco en cuestiones de búsqueda. Ya os dije en su día que de dicha Rebels no pasé del primer episodio; empero, si uno no se molesta por los acontecimientos que se describen en esta serie, irá dando palos de ciego con Ahsoka. También fue un acierto continuar con un resumen de la biografía de Ahsoka Tano, a la cual dejé mediada Clone Wars, por cuanto perdí el contacto cuando la emitían en abierto. Todo fue muy instructivo y hasta sorprendente. Por tanto, dicha unión con estas producciones hace que aquí el gran almirante Thrawn y su papel como heredero del Imperio Galáctico poco o nada tengan que ver con la conocida trilogía noventera de la Nueva República, firmada por Timothy Zahn.

Ya sabéis que Disney se desentendió de todo ello bajo el sello “Leyendas”, así que olvidémonos de todas las peripecias narradas por el amigo Zahn en sus novelas Heredero del Imperio, El resurgir de la Fuerza Oscura y La última orden, ubicadas temporalmente cinco años después de la Batalla de Endor. El gran almirante Thrawn volverá a la palestra sin molestar a una Leia Organa embarazada de gemelos, ni habrá un Jedi oscuro que se las haga pasar canutas a Luke Skywalker, ni los clones volverán a tomar las armas, ni se paseará por el lugar Mara Jade, la esposa de nuestro Luke para quien no lo sepa.

Siendo que se toma como punto de partida lo que se narra en Rebels, pero unos años después, todo lo escrito por Zahn pierde sentido, aunque uno sea más fiel al universo expandido anterior a 1999 que a todo lo que pueda parir Disney o aquella otra persona jurídica a la que pueda acabar vendiendo la franquicia.

Dejando ya las ramas tranquilas, tras verme los resúmenes y mostrar una paciencia digna de maestro Jedi al trasegar por ocho capítulos, estoy de acuerdo con la opinión de mi padawan: es una serie excesivamente simple en el plano argumental y falta de conflicto dramático, más allá de un par de pinceladas. No hay sorpresa alguna preparada para el espectador, quien se puede adelantar fácilmente a los acontecimientos. Dave Filoni, aunque crea una ambientación y un plan atractivos, apenas profundiza, y cualquier nudo gordiano se desata con facilidad: con la aparición de un personaje, con una chispa, con un chasquido de dedos.

Podríamos aquí restarle hierro al asunto, pues la simpleza (o simplonería) es un defecto demasiado común en la marca SW, la cual, cuando trata de ganar complejidad, comienza a arrastrar otro tipo de lastre entre los seguidores, tal y como sucedió en la sobresaliente y madura Andor. Prueba de ello es que tampoco gustó que Ahsoka Tano completara su entrenamiento Jedi en diferido con el fantasma de Anakin Skywalker.

La simpleza, por desgracia, arrastra a personajes tan interesantes como Baylan Skoll y su aprendiz, Shin Hati (esta última interpretada por Ivanna Sakhno, quien para algunos babosos fans era lo único que les atraía de toda la serie —aunque no voy a hacer sangre con esto, pues yo me quedé más de una vez con los ojos clavados en cierta parte anatómica de Mary Elizabeth Winstead—). Obviamente, el pronto e inesperado fallecimiento de Ray Stevenson durante el rodaje afectaría en gran medida al guión, aunque éste apenas tenga unos cimientos narrativos sólidos.

Personajes que bien podrían haber merecido su propia serie, por cuanto aquí, el que ésta lleve por nombre Ahsoka es casi una anécdota. No creo que pueda haber nada más atractivo que unos Jedi renegados que tampoco son Sith; no así otros con los que me ha resultado harto difícil simpatizar, como Sabine o Ezra, siendo que la primera me cae (habiéndola conocido en Ahsoka) bastante mal.

El abuso de fórmulas vacías para avanzar en la historia es uno de los mayores problemas de Filoni, así como que se nos crucen elementos muy extraños en la puesta en escena, como que Ezra Bridger pudiera escapar al control o interés de Thrawn durante su prolongado exilio compartido.

En lo que no estoy muy de acuerdo es en la aparente opinión generalizada creada en torno al personaje de Thrawn, interpretado por Lars Mikkelsen. Con dicho actor no creo que pudiera haber mucho problema, pero parece que lo hubo, por cuanto su Thrawn difiere de aquel que aparece en otros productos anteriores. Yo, por mi parte, creo que hace un retrato perfecto de un alto oficial imperial que pretende sacar ventaja de cualquier movimiento táctico, incluso viendo el lado positivo de una derrota en el marco general de una larga guerra aún no iniciada contra la Nueva República. Es frío y analítico. Es un jugador de ajedrez.

Resulta de recibo que Ahsoka podría haber sido mucho más, pero apareciendo el funesto nombre de Kathleen Kennedy en los títulos de crédito, no se podía esperar más. Hay quienes ven en esta serie una suerte de panfleto feminista, por cuanto el peso principal interpretativo es mayoritariamente femenino. Yo no estoy muy de acuerdo. Es cierto que hay muchas mujeres, incluso más de lo acostumbrado, pero no son personajes sacados de la manga; ya estaban en el canon: Ahsoka Tano, Sabine Wren, Hera Syndulla, Mon Mothma, Morgan Elsbeth, las brujas de Dathomir… A pesar del palo que baila Kennedy, no puedo dejarme llevar por semejante corriente de opinión.

Yo, por mi parte, he disfrutado de Ahsoka, por cuanto no tenía muchas expectativas. Me ha gustado, a pesar de sus carencias, aunque el paso de las semanas entre capítulos puede haber mitigado mis impresiones, haciéndolas reposar y olvidar.


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