Guardia de cine: reseña a «Verano de corrupción» (1998)

Título original: «Apt Pupil». 1998. 111 min. EEUU. Dirección: Bryan Singer. Guion: Brandon Boyce basádnose en la historia de Stephen King. Reparto: Brad Renfro, Ian McKellen, Bruce Davison, Elias Koteas, David Schwimmer, Joe Morton, Jan Triska, Michael Byrne, Heather McComb, Ann Dowd, Joshua Jackson

Aburrida durante su primera media hora, luego despega  medida que la relación entre Todd y Denker se infecta y ambos quedan sometidos a un pacto tácito de amenaza

La prosa de Stephen King da para mucho más allá del puro terror. Sus variopintos relatos dan buena cuenta de ello, en los cuales el de Bangor es capaz de corroer la capa superficial de sus personajes hasta alcanzar lo más profundo de su psique. «Alumno aventajado» (1982), novela corta publicada en el recopilatorio “Cuatro estaciones” (a ésta le corresponde el verano), es un paradigmático ejemplo de lo que digo.

La adaptación de dicha historia bajo la batuta de Bryan Singer, arroja luz sobre uno de esos desvelos en los que King crea monstruos que son muy humanos.

Todd Bowden es un adolescente en el último año de instituto. Apasionado por la Historia, desarrollar cierta obsesión por el Holocausto perpetrado por los nazis contra la población judía y otros grupos considerados subhumanos. Sus investigaciones llegan a tal punto que, una noche, en un autobús de vuelta a casa, se fija en Denker, un anodino anciano del vecindario que nunca llama la atención. Todd descubre en sus arrugadas facciones a Kurt Dussander, un oficial de las SS y criminal de guerra buscado por el Estado de Israel.

Todd pronto se lo hace saber a Denker que ha descubierto su oscuro secreto. Todd se cree un gato jugando con un ratón, bajo la amenaza de denunciarle a las autoridades. Todd, que quiere satisfacer su sed de conocimiento con material de primera mano sobre el Holocausto, fuerza al anciano sin saber que Dussander es un gato mucho más grande que su captor. La relación malsana entre ambos les llevará a un punto límite en el que más que la destrucción mutua, se alcanza una asimilación de la personalidad del nazi por parte del joven Todd. Es como si asistiéramos a una transfusión a cámara lenta, como el contagio de la psicopatía; de ahí la corrupción del título en castellano.

La película es lenta y aburrida en sus primeros 20-30 minutos. Yo comencé a verla y por ahí la dejé, permitiendo que transcurrieran varios meses hasta que me puse de nuevo la tarea de llegar a los títulos finales de crédito. Superado ese tramo yermo, la tensión comienza a crecer a medida que la relación entre Todd y Denker se infecta y ambos quedan sometidos a un pacto tácito de amenaza. Mientras, veremos esa metamorfosis en Todd: una fascinación que toma cuerpo y que se desplaza hacia unas manos homicidas.

El final es perfecto, como ese Todd que hace suyas las palabras que una vez Denker le dirigió para hacerle saber el viejo que tenía la sartén por el mango.


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