Guardia de televisión: reseña a la película «Los crímenes de la academia» (2022)

Título original: «The Pale Blue Eye». 2022. 128 min. EEUU. Dirección: Scott Cooper. Guion: Scott Cooper. Novela: Louis Bayard. Reparto: Christian Bale, Harry Melling, Gillian Anderson, Lucy Boynton, Toby Jones, Robert Duvall, Timothy Spall, Charlotte Gainsbourg, Charlie Tahan, Fred Hechinger, Simon McBurney, Hadley Robinson, Brennan Keel Cook, Gideon Glick, Joey Brooks, Harry Lawtey, Matt Helm, Steven Maier

Interesante, aunque nada sorpresiva y excesivamente pesada

Aun con un título en español muy alejado del original («The Pale Blue Eye»), y que recuerda demasiado a cierta película protagonizada por Elijah Wood y John Hart en 2008, tenía muchas ganas de visionar esta película de Netflix, aunque sea ya una plataforma a evitar en muchos aspectos.

Lo que me incitaba a querer ver esta adaptación de la novela de Louis Bayard (2003), era que se ambienta en West Point en 1830, coincidiendo con la estancia allí de un cadete llamado Edgar Allan Poe, personaje que ocupa el segundo trono en un argumento que nos lleva hasta unos campos helados donde se suceden las muertes vinculadas a un extrañísimo rito satánico.

Un primer cadete, Fry, es hallado ahorcado y con el corazón extirpado. Los máximos responsables de West Point, el superintendente Thayer y el capitán Hitchcock, reciben al reconocido investigador Augustus Landor (Christian Bale), para que dé con el asesino y devuelva la tranquilidad a la academia (y, de paso, al Congreso y a la Casa Blanca). La inteligencia de Landor se adelanta a su particular forma de actuar y al dolor que supura su alma, pues perdió en tiempos recientes a esposa e hija. Y es esa misma inteligencia la que le hace fichar al cadete Poe para que le ayude en la tareasiendo sus ojos y oídos dentro de las instalaciones de formación militar. Un Poe interpretado por Harry Melling, que debe pesar menos de lo que pesaba cuando interpretaba a Dudley Dursley, el odioso primo de Harry Potter, y que parece un calco físico del personaje real.

Y Melling, pues hace de Poe, es lo que más me interesa, aunque no sé si el autor sería así, tan exagerado. Puede que sí, pero su figura cinematográfica no termina de convencermeCierto es que Poe era un ser sensible, pero aquí lo vemos un tanto frágil, lo cual no me parece que case mucho con un hombre que se alistó en el Ejército de los EEUU años atrás y que obtuvo el grado de sargento de artillería con el nombre falso de PerryTampoco se le ve muy pendenciero y sociable, algo que tampoco coincide con la biografía de Poe, quien no dejaba de meterse en líos y de correrse juergas incluso en West Point. Se ve a Poe alejado de los cadetes y suena raro, pues, cuando fue expulsado el 8 de febrero de 1831, por grave abandono del servicio, sus excompañeros fueron quienes contribuyeron económicamente para que publicara su tercer libro de poemas («Poems»), bajo la falsa creencia de que sería una recopilación de sátiras a las que el bostoniano los había acostumbrado durante las noches en los barracones.

Lo que molesta de este film es que es muy pesado y lento. Tiene sus notas de interés, aunque no se plantee un juego de luces y sombras que confunda al espectador a la hora de determinar la ubicación del mal cuando los personajes sobre los que se concentra son de lo más sospechosos. Eso sí, el quinto final sirve para un giro que sorprende, pero del que no hay pistas para observar la escena con otros ojos hasta ese mismo instante. Una suerte de precipitada resolución y vuelta de tuerca.

Mentiría si dijera que no me ha gustado. Aunque tampoco es una película que me haya satisfecho. Con toda probabilidad le daré un segundo visionado y, entonces, variaré o confirmaré mis impresiones.


No hay comentarios

Con la tecnología de Blogger.