Guardia de televisión: reseña a la miniserie «Vigil. Conspiración nuclear» (2021)

Título otiginal: «Vigil». 2021. 6 episodios de 59 min. RU. Dirección: Tom Edge (Creador), Isabelle Sieb, James Strong. Guion: Tom Edge, Ed Macdonald, Chandni Lakhani. Reparto: Suranne Jones, Lorne MacFadyen, Rose Leslie, Lolita Chakrabarti, Adam James, Martin Compston, Orla Russell, Cal Macaninch, Dan Li, Lauren Lyle, Parth Thakerar, Anita Vettesse, Angelique Fernandez, Fode Simbo, Jim Sturgeon, Morgan Archer, Lois Chimimba, Grant Fergusson, Jess Fergusson, Gerry Lynch, Daniel Portman, Bobby Rainsbury, Sam Redford, John Wolfe, Shaun Evans, Paterson Joseph, Gary Lewis, Anjli Mohindra, Connor Swindells, Stephen Dillane, Cristian Ortega, Stephen McCole, Oliver Lansley, Therese Bradley, Nebli Basani, Lisa Livingstone, Susannah Doyle, Anne Kidd

El argumento se desviste por completo de su ropa de investigación policíaca para taparse con la del thriller y la novela de espías con una facilidad que asombra

El misterioso asesinato del especialista de sonar Bourke, problemático, chivato y con sospechosos vínculos con manifestantes contra las armas atómicas, lleva a la inspectora Amy Silva, de la policía de Glasgow, a tener que subir a bordo del submarino HMS Vigil, de la clase Vanguard y de disuasión nuclear, para esclarecer los hechos. Silva no lo tendrá nada fácil en su camino por varios motivos: chocará de frente con la hostilidad silenciosa de la tripulación, desde la base hasta la cúspide, su arisca personalidad y la forma de proceder no ayudarán a hacer amigos en los reducidos espacios habitables de la nave, y su propio trauma personal se reproducirá con dureza durante los episodios de claustrofobia, así como la ruptura sentimental con su última pareja, la también inspectora Kirsten Longacre, con la que mantenía una relación lésbica atípica, pues Silva no se considera homosexual.

Aislamiento, puertas cerradas, desconfianza mutua, unas pastillas para sus dolencias que no aguantarán toda la misión de patrulla del Vigil… y, para colmo, el submarino comienza a sufrir una serie de averías y a acumular cadáveres en sus camarotes que son obra de un saboteador - agente extranjero infiltrado.

En paralelo a Silva bajo la superficie, la inspectora Longacre liderará una investigación en tierra, entre la base de la Royal Navy, el campamento de pacifistas y los despachos de políticos escoceses. Las pistas la irán conduciendo a una red de mentiras y de espionaje que pretende poner en jaque al Reino Unido y que el MI5 pretende desmantelar sin consecuencias.

El argumento se desviste por completo de su ropa de investigación policíaca para taparse con la del thriller y la novela de espías con una facilidad que asombra. Cierto es que el propio ambiente invista a ello, pero no por eso hay que restarle mérito. Así, podemos disfrutar de una historia compleja en la que los asesinatos y los embustes nos obligan a recular y a pensar mejor los siguientes pasos a dar a medida que ambas investigaciones se van enderezando y el peligro aumenta hasta el nivel crítico con la trama de espionaje. Todo ello queda muy bien y la cuestión personal de Silva no deja marcas de testigo; no importa esa niña a la que quiera como a una hija, pero de la que está alejada pues no puede darle estabilidad alguna, o su relación fallida con Longacre, que se retrata sin las típicas pinceladas de sordidez o ñoñería con la que las parejas homosexuales son trasladas a las pantallas. Tres líneas ramificadas que funcionan muy bien.

Si debería dar mi opinión acerca de qué línea de investigación me ha gustado más en su forma de presentación, diría que la de la inspectora Longacre, pues tiene su toque clásico policial, mientras que la de Silva se acerca mucho a Agatha Christie, pero para gustos los colores. Puede que mi inclinación se hay una mayor riqueza, pues Silva se ve constreñida a los mamparos del Vigil y su propia degeneración mental como ser humano.

Esta miniserie cuenta con seis capítulos que se van dosificando con diligencia y que se cierran siempre con una escena final que sirve de gancho para dejar al espectador en tensión. Sabe qué acaba de pasar, pero no si lo ha interpretado correctamente ni, mucho menos, qué sucederá a continuación.

Tanto si eres aficionado a las tramas policíacas como si prefieres las de espionaje, «Vigil. Conspiración nuclear» es una buena oportunidad para estar unas cuantas horas desentrañando un misterio. 

La pega es el recurso de la pareja protagonista de féminas empoderadas, complejas y blablabla. Estas actrices (como las de «Red Election»), parece que para interpretar a sus personajes tuvieran que tener las 24 horas un semblante como el que debe de dejarte el que te metan cada cinco minutos un gajo de pomelo por el ano.


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