Guardia de cómic: reseña a «El hombre y el gato I», de Umi Sakurai

Título original: «Ojisama to neko 1»
Norma Editorial, Barcelona
2021
Traducción: Laura García Alarcón
ISBN: 978-84-679-4425-9
145 páginas

Manga este del que han de abstenerse aquellos temerosos de revelar al mundo que tienen un corazón muy tierno, so pena de acabar en más de una ocasión llorando a lágrima tendida

La advertencia con la que abro esta reseña no es una exageración, así que no me vengáis luego con tonterías… Quien avisa no es traidor.

Dicho esto, Umi Sakurai, su autora, nos adentra, en este primer volumen, en los primeros días de relación entre un hombre viudo y un gato adulto, ignorado por todos por ser “feo” y “mayor”, que solo desea ser amado. Sakurai inició esta obra mediante tiras que iba publicando en Twitter, sin que sospechara que las historias de Fukumaru, un gato exótico de pelo corto, de un año de edad y con una distribución cromática muy particular, acabarían siendo un fenómeno de masas, con varios volúmenes ya editados en papel (y publicados en España por Norma).

Fukumaru (nombre que tendrá una vez sea comprado por el Sr. Kanda), es un felino que ha estado toda la vida encerrado en una jaula y expuesto en una tienda para mascotas, viendo como otros gatos más jóvenes y agraciados eran llevados a hogares donde serían muy queridos. Fukumaru parece resignarse a su destino y lo que más teme es que alguien se fije en él, se lo lleve y lo acabe aborreciendo y devolviéndolo. Ante esa perspectiva, mejor seguir siendo ignorado.

Un buen día aparece por la tienda Fuyuki Kanda, un profesor de piano viudo que lo compra y lo adopta como un compañero con el que combatir la soledad.

Estas primeras viñetas, narradas desde el punto de vista del animal, son de una profundidad emotiva que os desgarrará por dentro.

Las historias son muy cortas y costumbristas, en las que un hombre que nunca ha tenido un gato tiene que lidiar con asuntos como la comida más adecuada, hasta dónde llenar la caja de arena, que el animal pasa de collares u otras prácticas felinas comunes, todo ello presentado desde diversas ópticas: desde la de Fukumaru en relación a su “papi” y viceversa, así como desde la de terceros. Incluso podemos leer la misma historia pero desde tres enfoques diferentes, como la primera que os he comentado: desde los ojos de Fukumaru, de los del Sr. Kanda y de la dependiente de la tienda de animales.

Puede sonaros todo esto un poco tontorrón, de algodón de azúcar y sin fondo. Un producto para amantes de los gatos y punto. Como si en vez de un manga se estuviera leyendo el muro de RRSS de alguien que solo sube fotos y vídeos de su minino. Todo depende de quién lea esta obra de Sakurai y cuál sea su relación con nuestros amigos peludos y si se puede ver reflejado en el Sr. Kanda u otros personajes.

La lectura es amable, simpática y cálida, sin más pretensiones, en la que no me termina de convencer el empleo de líneas realistas para los humanos y un tono más infantil para Fukumaru y el resto de animales.


 

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