Guardia de televisión: reseña a la tercera temporada de «El Mandaloriano» (2023)

Una temporada atípica que, con una fórmula ochentera, ha querido presentar distintos aspectos sin llegar a profundizar o resolver nada

Acabo de terminar de ver esta última temporada, aunque no parezca, ni mucho menos, que sea el final por mucho que Din Djarin y Grogu se apalanquen en Nevarro. Supongo que el asunto del aprendizaje mandaloriano dará de sí, como todo el tema que lleva siendo el eje de la acción desde el minuto número uno.

Eso sí, es una temporada que provoca sentimientos enfrentados de los que yo no me puedo jactar de haberme visto indemne. Son un conjunto de capítulos sin mucho tino, desproporcionados y para nada equilibrados. Incluso estoy con que existe algo de relleno, aún con la excusa, que me parece válida, de seguir la estructura de muchas series de los años 1980, en las que había capítulos enteramente dedicados a ciertos personajes o a tramas secundarias y terciarias, abandonando la senda principal. Vale, de acuerdo, sin embargo no está bien llevado. Todo esto me conduce a la conclusión de que, a pesar de las buenas intenciones de Filoni y Favreau, con esos guiños a productos de la franquicia como Rebels, se quiere estirar la cosa hasta romperla. Puede que la culpa no sea suya, sino de la Kennedy.

Por supuesto, los ha habido como en el caso de «Andor», quienes al ver pocos disparos de láser se han aburrido. Por suerte, el último capítulo ha sido un empacho. Y los ha habido que les ha rayado esa profundización en la cultura y credo mandaloriano, a pesar de que son los típicos pesados que han adoptado el rezo “Este es el camino” para hacerse los guays en convenciones y en sus pajas compartidas.

Esta temporada se centra en el aspecto de la clonación (la cual pretende enlazar con la clonación del emperador Palpatine), y la recuperación de Mandalore como hogar natal de los mandalorianos y el enfrentamiento (¿final?) con el moff Gideon, a cargo de una, en un principio, frustrada Bo-Katan Kryze. Una temporada atípica que, con esa fórmula ochentera, ha querido presentar distintos aspectos sin llegar a profundizar o resolver nada.

Me gustó sobremanera el episodio centrado en el Dr. Pershing (3x03, capítulo 19: The Convert), muy a lo «Andor» y que, como otros, descubre una faceta distinta del universo de Star Wars que, repito, no son solo disparos de rayo láser. Me gustó esa traslación galáctica de lo que en nuestro mundo fue la “desnazificación” en la Alemania de la posguerra, tratando de “recuperar” al personal del antiguo régimen para el nuevo que se ve incapaz de operar con eficacia, algo que aprovecharán los remanentes imperiales (y los piratas, cuya relación con los imperiales es sospechosa).

Otros capítulos que muestran otros hilos, arcos y situaciones son el 3x04, capítulo 20: The Foundling, que nos explica cómo Grogu sobrevivió a la Orden 66. Pero si hay un episodio de puro relleno es el 3x06, capítulo 22: Guns for Hire, por cuanto no aporta nada de nada salvo la recuperación por parte de Bo-Katan del sable de luz. Bueno, relleno no sé si tanto, pero en realidad no aporta nada más allá de mostrar a otro ex imperial y la persistencia de ánimos separatistas, todo ello en una trama puramente policial.

A pesar de que sigo siendo fan, es una serie que en esta temporada ha perdido mucho fuelle e intensidad. Obviamente, no es un producto nuevo ni sorprendente: llevamos mucho tiempo con él. 


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